sábado, 23 de diciembre de 2023

Vivir solo cuesta vida

 No sé que hace la gente con la cobardía, con la pesadilla de

mentirse a sí misma y la osadía de creer que está en desuso

la valentía.

No se que hacen, los que se cuidan de todo, los que amanecen

como si hubiesen dormido sin remordimientos por otro día 

perdido.

No sé como hacen los que viven un día tras otro, todo repetido

calculando a pulso el mismo recorrido.

No sé como pueden echarse al olvido de lo acontecido ayer

como si no hubiese ocurrido.

No sé como hacen para no jugarse, y decir después que están

arrepentidos.

Con eso les basta? y siguen e ignoran. Cuál es la fórmula para

conformarse, con  ser uno más y levantarse todos los días

a desayunar, oprimidos, apurados por llegar a tiempo donde

no son nadie y sentarse a esperar.

Que me lleve el diablo si tengo que claudicar y vivir una vida

sin expectativas , esperando a cobrar una magras monedas

oscuras y contaminadas de tiempo que jamás se ha de recuperar.

Que me lleve el viento si lo único que importa es lo material,

que me mate la lluvia helada si pienso que algo me voy a llevar

a cuestas cuando llegue mi hora final.

Que lo sepan todos, que nada he traído y nada me voy a llevar

que vayan buscando canciones para despedirme y se embriaguen con 

vino, que me hagan un altar con un pedestal de arena y se pongan

mi ropa y calcen mis zapatos y salgan a caminar!

Todo eso pueden hacer, menos sentarse a esperar, un día tras

otro pensando que si tiene que suceder, sucederá!

Eso no es para nada cierto, para que suceda, tendrán que salir 

a buscar.


lunes, 18 de diciembre de 2023

todo lo que está bien.

 Llegar y que te esperen, volver y que te lleven, mirar desde la ventanilla

y ver que todo te es familiar, escuchar el murmullo afónico de voces y de

ruidos, de copas que se chocan con brindis a los ojos, mostrar tu dni, y

cargar la sube, apretón en el subte con tu sobrina fóbica, morirte de calor

y de frio en el mismo día, correr el colectivo y que te abra la puerta, los

puestos de diarios que destilan bronca y resignación, porque todo está en

las redes y en liquidación, aunque nada supera el olor a papel y el ingenio 

por atraer la atención, con banderines y figuras que en Europa no se consiguen.

La lluvia de primavera que aparece de la nada, y el aroma, que aunque salpique

asfalto, es a tierra mojada. Los precios que suben atrevidos sin permiso, el dólar

que tiene 20 cotizaciones, para que no hagas cuentas, y leas el prospecto y

las contraindicaciones. La ciudad  siempre abierta, que no cierra por vacaciones,

la calle Corrientes y una princesa que baila y al verla te sobrevienen palpitaciones.

Los amigos que vienen a decirte presente y hasta van a un cementerio a visitar

a los ausentes- Los más chiquitines que crecen y crecen y el barrio que se te 

aparece y se abre bajo tus pies la infancia bendita, como una caricia de agua fresquita.

Y los semáforos que se ponen en verde, como cuando mis hijos le daban galletitas.

La complicidad de no explicar nada, de ser uno más en la selva de cemento, con

un pasaporte nuevo, y un presidente electo, cantar en la panadería de avenida Goyena, 

como si no hubiese un mañana y sin verguenza ajena. Pasar un día de hermanas y una

cena de amigas, como una cita a escondidas. Atropellar las palabras, hasta vomitarlas

y aprovechar los silencios que curan heridas. Todo esto pasa en 15 días y no hay forma

humana, de  que la experiencia pase desapercibida. 

La esperanza maldita de un amor que termina, porque nunca fue y solo contamina.

Me verás volver Buenos Aires querida, por un mes o por 15 días, y estaremos vibrando

con cada llegada y cada despedida, porque vos y yo sabemos que solo estando tan lejos

podemos estar tan cerca todavía!!!!




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