martes, 29 de agosto de 2023

EL SILENCIO DE LOS INOCENTES

 Circula una antigua fábula, de una disputa entre un tigre y un burro.

El tema en cuestión era el color de la hierba, el burro le decía al

tigre, que la hierba era de color azul, a lo que el tigre, sensatamente

le decía, no, la hierba es verde , y así durante horas.

Hasta que el tigre, ya cansado, le propone al burro ir en busca del

buen juicio del sabio y poderoso león.

Cuando llegan ante él, el burro es el primero en hablar, y le dice

-Majestad, necesitamos de su sabiduría infinita, le he dicho al tigre

que la hierba es azul, y hemos discutido, porque el insiste en afirmar

que la hierba es verde.-

El león mira al burro, y le dice sin preámbulos , -tu tienes razón, la

hierba es azul, puedes marcharte- y mirando al tigre, le espeta -tu estás 

castigado, con cinco años de silencio-

El tigre desolado y desorientado, le dice -pero majestad, porque me

castiga? usted sabe que la hierba es verde, no azul-

Y el león le contesta -por supuesto que la hierba es verde, pero te castigo

por perder tu tiempo discutiendo con el burro, que jamás aceptará su error,

y por hacerme, de paso, perder mi valioso tiempo-

-Este castigo de silencio te hará reflexionar, y ya no me molestarás

con estas contiendas inútiles.

La moraleja es muy buena, en un principio  y sin profundizar demasiado,

pero hay que tener mucho cuidado y una enorme capacidad de comprensión

para distinguir que la solución no es castigar a quién dice la verdad,

involucrándose a punto tal  de acudir con humildad al que tiene el poder

de impartir justicia.

Porque el burro, además de caprichoso y negador, al no ser castigado, volverá

a incurrir en la misma necedad una y otra vez. y puede que si nadie lo instruye,

ni le pone límites claros, un día ese burro,  sea tan poderoso como el león

y entonces....teñirá la hierba de azul, y lo más probable es que ya nadie

recuerde siquiera, que la hierba era verde, porque todos aquellos que lo

cuestionaron, fueron condenados al silencio.

domingo, 20 de agosto de 2023

Entre vos y yo, Chico, hay algo.

 Estaba pensando en esto de trascender, y en cuanto nos cuesta aceptar ese espacio finito, donde nuestro cuerpo exhala los 21 gramos que dicen que pesa el alma. En esa quietud desconocida del espacio infinito, y que en los tiempos voraces que vivimos, de tanta instantaneidad,  muchas veces nos  deja  fuera de juego, porque aparentemente todo tiene una explicación, que algunos encuentran en la religión y otros en la tecnología.

Para mi, trascender es otra cosa, que no podemos programar ni forzar, solo sucede, y es tan personal, tan íntimo e intransferible lo que nos sucede cuando algo nos trasciende, aunque es muy posible, que,  el que lo propicie nunca lo sepa, y eso  me parece  una pena, porque a mí me hubiese encantado que el Chico de rulos, que aparecía en el club del clan cuando yo era una niña, (que no encandilaba como el lánguido Palito, ni desataba gritos hIstericos como Jhony Tedesco) , hubiese sabido cuánto dejo en mí y cuánto sentí  perder pedacitos  de mí con su partida. Y como me llevó en un instante a los patios dameros del barrio, donde con granadina y papas fritas, nos sacaba a bailar, ese Chico, que no mirábamos , pero que seguro iba a terminar vencedor de la noche, con  su sonrisa y sus ocurrencias,  y nos robaría el primer beso con elegancia y gracia.

Me llevó a recordar las charlas en los bares, entre amigos, donde siempre está el que observa,

el que dice la palabra justa, sencilla pero impecable y certera.

Me transportó  a  esas anécdotas de los jóvenes que vienen del interior, a tratar de encontrar un lugar en la gran ciudad y aún lográndolo,  nunca pierden el barrio, que triunfan despacio, sin alardes. Mejorando lo que tocan.

Me recordó que a diferencia de otros, no hace falta ser empalagoso para ser dulce, y que el humor

junto a la inteligencia son claves para enamorar.

Porque de este chico, una se enamoraba, no queríamos un revolcón como con Sandro. el tipo era

un artista, que trabajaba para serlo, que podía cantarle a un rey o a un mendigo, con la misma 

humildad y calidad. Con el misterio justo de los Divos, sin perder jamás sus raíces santafecinas, en aquellas calles de tierra, donde su mamá lo llamaba a los gritos para que vaya a comer.

Se fue a su hora, a su tiempo, siempre cauto en sus expresiones, habiendo ocupado un lugar de privilegio entre los llamados Grandes de la escena nacional, pero creo que fue este Chico,

el que agigantaba con su generosidad y talento a quiénes estaban a su lado.

Me hubiese gustado mucho que sepa cuánto trascendió en mi vida, y decirle al oído,  

No quisiera yo morirme sin tener algo contigo.


martes, 15 de agosto de 2023

LLUEVE SOBRE MOJADO

 No se que música podría ponerle a este sentimiento que me atraviesa y me traspone.

Mi país, increíblemente inmenso a lo largo y a lo ancho, con tanta belleza desparramada,

con tanta gente valiosa, valiente, renaciente, floreciente, con tanta historia, que nos 

llueve y llueve sobre mojado.

Con tanto coraje matado a golpes de cobardía, con una picardía tan inteligente como

peligrosa.

Todo lo tenemos, hasta el último rincón del fin del mundo.

No hay, no hubo ni habrá, nadie más contradictorio que un argentino, ni bueno ni malo, como diría Borges, solo incorregibles.

No hay, no hubo ni habrá, más rápidos mentalmente, ni más pasionales, ni más inconscientes,

ni más osados, siempre críticos , siempre mirando al norte, siempre bajándole el precio a

los ídolos vivos, para glorificarlos después de muertos, siempre unidos y divididos, agrietados, por la politica, el fútbol , por la verticalidad de ideas y el señalar con el dedo.

Quizás haya que pasar varios infiernos, como muchos que nos ha tocado migrar, ver de lejos 

los que están cerca no ven,  hacerse cargo de las quemaduras y los injertos, para entender que el mundo es un pañuelo, que el sueño americano es el mismo que el de cualquier argentino, que nace en una villa o es abandonado al nacer y tiene que buscarse la vida, limpiando vidrios de autos o haciendo piruetas en un semáforo , o quizás es un Favaloro, un Tevéz o un Maradona que nace en el medio de la nada misma, pero tiene unos viejos humildes y luchadores que le hacen la gamba.

No son los políticos los que no van a salvar la vida.

Pero olvidar que que la época , mas siniestra, doliente, indigna y asesina que vivió nuestro país

fue la dictadura, es ser necios, sin memoria. Ahí nos convertimos en la Doña Rosa de Neustard,

nos enfrentamos pobres contra pobres, lastimosamente, como esos hombre y mujeres que no saben amar y destruyen e invalidan a quiénes los aman.

Ejercer nuestro derecho a votar, aunque a veces pase que tenemos que elegir entres susto o muerte

sigue siendo el mayor  acto de libertad de un ciudadano.

Ser conscientes de que todo empieza y termina en casa, y que un político es uno de nosotros, con intereses personales, con ansias de protagonismo, que se rodeará de obsecuentes que lo adulen, igual que nosotros, que será corrupto porque el sistema lo corromperá y se justificará con la herencia, como nosotros en terapia.

Y saber que si no podemos con nuestras parejas, hijos, hermanos, amigos y nos quedamos esperando

que alguien piense por nosotros, y nos haga Buenos, cuando lo cierto es que no podemos ni ponernos de acuerdo con unos bienes heredados o no tenemos la mínima empatía por el dolor del otro, no creo que ni la derecha, ni la izquierda, ni el comunismo o el socialismo o en liberalismo, puedan ayudarnos.


martes, 8 de agosto de 2023

DESCONFIO

 Desconfío fuertemente de los que se escudan de todo y de todos,

con aires amables y hablando en voz baja.

De los que no gesticulan, ni muestran su intención.

De los que piden favores, mientras dicen, si no podés no importa.

De los desmemoriados eternos, que cuando algo se derrumba,

esgrimen, yo te lo dije, no te acordás.?

Desconfío de los que hablan en diminutivo, cuando te quieren

convencer de un falso argumento.

Desconfío de los que dicen haberte pedido perdón mil veces,

haciendo alarde de su caridad e ignorando que han incurrido en

la misma falta 999 veces antes.

Desconfío de los que mienten por mentir, incluso perjudicándose a 

si mismos y subestimando a quién tienen enfrente.

Desconfío de la gente que no se involucra, que se preserva de

los vivos y de los muertos.

De lo que pudiendo no hacen y buscan culpables, afuera y adentro.

Desconfío de los que no quieren hablar de su propia muerte,

como si eso los alejara de su vida inerte.

De los que viven aferrados a las cosas, de los tacaños, de esos

desconfío más que de los engaños.

Desconfío de los que no tienen humor, de los que creen que el 

mundo les debe algo.

De los que hablan bonito y pausado, mascando bronca.

De los que esconden siempre un as en la manga.

De los tarados, de los piojos resucitados , de los que se convierten

en masa para justificar su corrupción y en únicos para exigir justicia.

Y por sobre todas las cosas, desconfío hasta los huesos, 

de los necios, los hipócritas, los negadores, que no acompañan

una sola de sus palabras con hechos.