viernes, 25 de diciembre de 2020

DOS SIGLOS DE AMOR

Quizás ella sea la última loca, que atravesó dos siglos febriles

y furiosos, implacables, con un vendaval de aventuras, que no

la dejaron nunca, sacar el corazón de la boca.

Quizás sea la última, que imprime fotos, llama por teléfono y

envía postales escritas de puño y letra.

Quizás sea la última de su especie, que no escatime en pasión,

en coraje temerario, en acometer salvaje con el poder y la injusticia,

que arremeta anestesiada en busca de cada pared donde estrellarse

despierta. Quizás sea la última de una generación, que no se rinde,

que las pelea todas, que busca una solución, y si no la inventa.

Que se queda despierta, ilusiones velando, que no le

cuenta a nadie y se disipan con el sol volando.

Quizás ella es indomable, incorregible, inentendible, andando

caminos sin ninguna certeza, mirando a lo ojos, bramando de ira.

Quizás sea la última adulta, que disimuló vivir siempre como una

niña rara, en acción permanente, y con fulgor en la mirada.

La última y la primera, que no conoció límites a la hora de amar,

esa que no aceptó nunca lo preconcebido. La inmoral, si la moral es

lo que dicen que es, y todos dan por sabido.

Quizás no sea normal, andar como anda ella, por el mundo con un

amor a cuestas y la ropa empapada, y aún así no puede ni sacarse,

la ropa, ni a ese amor de encima.

Ella quiere y quiso aflojar la cuerda, al final del ring, pedir la toalla

y no volver a insistir, en reconstruir las ruinas de un recuerdo que no

dejaba de latir y que hubiese sido una digna salida.

Pero no la encontró, no hubo mitades para juntar, solo almas antagónicas,

que al volver a reunirse, derrumbaron las moles de cemento, tan

precarias construidas. Entonces a ella, el alma dormida se le despierta

sorprendida y la mochila se despoja de piedritas escondidas,

de cartas escritas, inertes, raídas, de palabras no

dichas, de salas de espera en oscuros pasillos, plagados de monstruos

patéticos y muertos de frio. Quizás sea ella la última, que elija dos

días en dos siglos, a toda una vida, y quiera perderse en medio de

la nada, para dormir junto a él y verlo despertar por la mañana.

Es poco para dos siglos de amor y a su vez, una inmensidad,

que intenta suscribir con sangre, antes de aceptar un no emputecido.

Quizás así pueda ganarle al destino, tan ensañado, tan ponzoñoso

y tan empeñado en no dejarla elegir, ni permitirle el olvido.


martes, 22 de diciembre de 2020

SIN BALAS NO HAY PARAISO

 

Herir porque sí, sin más intención que lastimar, lo ya roto

y raído. Poner en palabras todo aquello que no se

puede poner en intenciones. Buscar el lado flaco hasta

el mismísimo hueso, de aquellas confesiones dichas al

oído, con las piernas enlazadas, en noches que silenciaban

el olvido. Matar al otro con balas de fogueo, solo para

observar como salta de miedo, de pánico, esquivando el

impacto. Hurgar bien adentro de todo aquello que hemos

amado demencialmente, porque sí, para hallar el modo

de quitarlo de adentro.

Cargar la escopeta cuando ya no quedan municiones,

apostando a más, más y más precisión para dar en el

blanco.  Quedarse mirando como cae derrotado y

rematarlo en el suelo, sin contar hasta diez.

Sacar de la manga el último anzuelo y lanzarlo preciso

al medio del pecho, aumentar la práctica, para no fallar,

en el próximo intento. Soltar la granada, justo en el

medio de la trinchera improvisada, con mano firme

agudizando la mirada, Son cosas que se nos dan bien,

hacer el mal, mirando muy bien a quién.

Porque ese quién, nos modifico la vida, porque nos

expuso al enemigo, ese que vive en el espejo. Y nos

debilito en nuestra coraza de hierro forjado, a fuerza

de alimentar ilusiones, esas que teníamos bajo candado.

Entonces ya no queremos esa tierra florecida, ni ese

río manso, ni la sombra reparadora del árbol 

que bajo el sol rasante, nos dio cobijo. Queremos matar

a ese quién, con palabras demoledoras, sarcásticas,

malignas, queremos aniquilarlo, pero despacio, que

sienta el dolor, que henos sentido al ser invadidos,

con tantos cuentos chinos, de alevosas caricias, que

hasta cosían agujeros rancios y podridos. Y no nos

basta, no queremos que huyan..

NO!! que se queden ahí, que sufran lo que hemos

sufrido, por sacarnos del cálido nido, mover el árbol,

quitarnos el sueño, echarnos del paraíso infernal,

y dejarnos  en pecado concebido.

jueves, 17 de diciembre de 2020

LAVIDA LAVIDA

 

Son tiempos raros, tiempos de campanadas que no suenan

y aún mudas, llevan ecos lastimeros, arrastrados por el viento.

Recuerdos de un futuro que se nos antoja augurar siempre

venturoso, como estrellas fugaces de profundos mares.

Son tiempos de replanteos absurdos, de rasgar las vestiduras

por lo perdido y anular la evidencia.

El fin de fiesta que no aceptamos, porque lo impostamos,

encendiendo luces, nos convencemos de encontrar

la llave extraviada, para así espantar los rastros de la puta

costumbre. Nos negamos a aceptar, que siempre faltó

alguien en esa mesa occidental, (porque en otras latitudes

siempre faltó ,no solo la mesa, si no la comida)

Y hasta que esa falta fue elección bien sabida.

En un mundo raro, que nos dio de canto en los dientes y

nos gritó que nada es urgente.

Se nos rio en la cara, por lo que tanto habíamos deseado,

un tiempo dorado, sin alarmas ni agendas y no supimos

que hacer y se nos congelo el alma.

La cruda realidad de la muerte sin espectáculo y la vida

detenida en un receptáculo, nos dejó huérfanos de demostraciones

paganas e inútiles.

No aprendimos nada de este impase, ni de la vacuidad de nuestra

existencia.

Los viejos rehuyendo de los niños, para preservarse de una muerte

que los espera a la vuelta de la esquina, se quedaron solos en pos

de unas gotas de aliento y latidos, o los  dejamos a su suerte con

el corazón partido. Los adultos mareados y golpeados en su reconocerse

vencidos, después de tanta lucha para ganar lo perdido, se volvieron

espías dolosos de vidas ajenas, pensando que si las campanas suenan

Sancho, será señal que cabalgamos, subiéndose a un caballo que

galopa lento, porque él si quiere huir  hacia adentro.

Incapaces de correr el eje, andamos deambulando entre soltar

y saltar, sin atrevernos ni a uno ni a otro, sin admitirnos mentirosos y

abstemios de recibir caudales desbordados de amor encapsulado.

Queremos que la Navidad relamida, nos traiga consigo en el brindis

familiar, lleno de secretos entumecidos, una oportunidad de

aliviar el olvido. Lo hacemos por los niños, decimos! claro!

y por los que ya no están y por todo lo que ha desaparecido.

Va siendo hora que celebremos nuestro nacimiento, que celebremos

la vida de los que hemos quedado en pie,  en medio de una guerra

absurda de biblias y castigos, rezando a un Dios que si existe

esta dormido. Ningún mesías podrá salvarnos en nuestra necia

tozudez de creernos eternos. Somos terrenales y todos

moriremos hoy o mañana. Levantemos entonces nuestras copas

sin pretenciosas ambiciones, pensando que no es hoy el día de

nuestra partida, así puede que vivamos de una vez, esta puta

maravillosa vida, llena de llegadas y despedidas. Como un

aeropuerto que nos ve pasar sin miedo de andar con alas o

un puerto que nos espera con ese barco de velas desplegadas, para

mostrarnos que el horizonte esta en nuestra mirada.

Hagamos el bien, bailemos sin motivos, amemos sin limite.

Celebremos cada día una Navidad de vida.

martes, 15 de diciembre de 2020

QUE ME VAN A HABLAR DE AMOR.

 

Cuando la tormenta pase. Cuando las piedras dejen

de arder en los ojos.

Cuando la lluvia deje de caer implacable sobre mis

huesos, empezaré a llevarte conmigo a todas partes.

No te buscaré en esta casa que hoy me ahoga y me

azota como un castigo.

Solo entonces empezaré a transitar la gloria de haberte

tenido.

Alguien fue muy cruel, tanto como para abandonarte,

para dejarte a la intemperie, librado a tu destino.

Quizás fue la misma noche que creí no poder más,

esa en que los fantasmas y la soledad me abrazaban

como heladas llamas, ya se perfilaba que éramos

el uno para el otro, vos el único en soportar mis

noches intensas, consolándome en la pérdidas

irreparables, esperándome todos los días como si

fuese el primero, siempre dispuesto, siempre

agradecido, tu extrañarme tan desmedido, a solo

un minuto de haber de tu vista desaparecido.

Abrir la puerta siempre fue una fiesta, tan exagerada

y desmedida.

Lo hiciste todo por mí, yo no te salve de nada, vos

viniste a salvarme de dolor y olvido.

Te acordás hace nada, esa noche, que recuperé mi

alma y mi cuerpo, entendiste todo y bailaste conmigo.

Muy poco hice yo, me lo diste todo servido.

Hasta tu último aliento, me dejaste acunarte, con

un reguero de velitas encendidas y en cada caricia

que seguro te debía, abrías los ojos volviendo a la

vida. Me dejaste despedirme de cada amor extinguido.

Me miraste a los ojos, cada instante, en que te sentía

ya ido.

Te pedí por favor, te dije no estoy lista para tu partida.

Aguantaste cada envestida y suspiraste una y otra vez,

un tranquila, acá estoy todavía.

Es increíble, como la crueldad de los miserables, puede

transformarse en amor incondicional de los corazones

rotos. Me mostraste el camino de la generosidad y que

no hacen falta palabras para decir lo que se siente.

Y no, no te asusto mi amor, ni mi honestidad brutal,

te quedaste valiente y estoico. Te fuiste como viniste,

rodeado por mis brazos desvalidos y mis lagrimas,

presas de tu agonía.

No quiero decirte adiós que va! Hay quién dice por ahí

que mi perro ha muerto, que locura llamarte perro, querido

mio! Que ilusos por favor, solo te fuiste a descansar.

Vos y yo nunca sabremos de olvidos.

No tengas dudas, no tengas miedo, ahí donde vaya te

llevaré conmigo.


lunes, 14 de diciembre de 2020

AMAR COMO LOS PERROS

 

Dice Kafka que todo lo que amamos, estamos

destinados a perderlo, pero que siempre volverá

transformado. Frase tan bella que parece imposible

agregar nada, ni a favor ni en contra.

Pero conformista y limitada, si se me permite

cuestionar al grandísimo Kafka.

Todo lo que amamos sin poseer, nos transforma,

porque nada tenemos que perder. Nada es nuestro

ni tan siquiera la vida.

Poseer no es amar y amar nunca es perder.

Solo sí lo manipulamos, si lo empujamos hasta

ajustarlo al tamaño de nuestro límite.

Cuando amamos no lloramos nuestra pena por

la herida, lloramos lo que ya no podemos poseer.

Nos mordemos los labios con todo lo que callamos,

cuando era de soltarlo, de dárselo al otro, aunque

no lo devuelva, dejárselo ahí como una ofrenda, y

entonces nunca será pérdida, se habrá agigantado,

transformado hasta dimensiones que lo amado sea

bien ganado. Abrir las manos y dejar que el agua

se escurra besando las palmas agrietadas, arrugadas

de tanto dar, dejar ir y esperar venir, transforma

el agua pero no las manos, todo lo dado se queda

allí, todo lo amado queda flotando, cae descalzo

pisando el barro, vuela despacio hacia un abismo

alado y ya no es nuestro, porque cuando estuvo

fue devorado.



viernes, 11 de diciembre de 2020

TESTAMENTO

 

Por si se le ocurre venir por mí, que no creo que se anime,

dejo esto por acá . (ideal 2050+- sería para abrirlo)

A mis hijos, los libros, las fotos, unos discos de pasta, las

banderas, el amor a la patria. La fuerza, la esperanza y

la voluntad ya se las trasmití en sangre. Mi corazón ya lo tienen.

Y un conjuro. “que sus hijos, cuando les pase algo terrible o

grandioso, lo primero que piensen sea “ esto se lo tengo que

contar a mi papá.”

A mis nietos, les dejo en una caja de seguridad, mi mirada

enamorada cuando nacieron, todos los besos que me dieron

uno a uno. Mis convicciones férreas y la fuerza para luchar

por lo que quieran siempre. Todo lo que paso en casa de

Labu y allí quedo, secretos de nosotros cinco.

A mi hermana, le dejo mi memoria y mis alas, ella sabrá

más que nadie como usarlas.

A mis sobrinos y ahijados, un documento firmado y sellado,

con mi compromiso, de que cuando algo no vaya bien, me

invoquen, la clave será “tírame un cable” y ahí estaré

póngale la firma!

A mis nueras, un baúl de cristal con un abrazo agradecido

y unos consejos póstumos y bien habidos.

A mis amigos, cada momento compartido, cada risa, cada

llanto, confesiones de invierno y gratitud eterna.

A ellas, mi dos  almas hermanas.

Les dejo mis manos, que tanto han dado, esas que

entrelazamos, esas que siempre estarán ahí, para que

se aferren a ellas y no se dejen caer.

A vos amor de mi vida, te dejo el coraje, ese que alguna

vez nos faltó, para que cuando me haya ido, puedas

gritarle al mundo, con nombre y apellido, lo tanto y

tanto que nos hemos querido.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

OLVIDO.

 

Naufragar en un mundo de fantasmas

vagar con el alma atormentada, con las

venas rotas en medio de una tormenta de arena.

Abrir los ojos y sentir vidrio molido

en las pupilas, amordazar el grito contenido,

hacerlo eco despavorido, rasgarse los labios

secos y callados, beberse las lágrimas a cada

bocado, sentir una roca en el pecho, que se

deshace a girones, lacerando faringe, pulmones

hasta el mismísimo vientre.

Respirar profundo hasta parar los latidos, beber

el silencio que se derrumba en ladridos.

Buscar en el alma los ecos dormidos, de un

amor que lastima, sana y castiga.

Romperse en minúsculas partículas de abandono,

podrido, despiadado.

Invocar al destino, hincarse de rodillas, clavarse

puñales, agrandar la herida, todo vale, nada

importa, que el alma se encoja y se haga

invisible.

Caer al vacío, lanzarse a la nada, con solo

la piel vestido, inerte y desangrado, todo

y mas lo entrega un corazón, por no ser olvidado.

jueves, 3 de diciembre de 2020

MANCHA VENENOSA.

 

¿ Cuando fue que dejamos de ser niños, cuando perdimos el asombro, cuando

nos olvidamos de pelearnos para siempre, corto mano, corto fierro y seguir  

jugando justo un minuto antes de ir al infierno.

Cuando nos volvimos tan lelos, tan idiotas,  linéales y literales, con y sin comillas.

Cuando dejamos de pedir deseos, mientras intentábamos no pisar las juntas entre

baldosa y baldosa, que si la piso no llama, que si la salto me ama.

De hacer poncio Pilato, para que no pase la farolera mientras la cola te ato.

Cuando el primer minuto que perdimos la inocencia y nos creímos sabios.

Como hicimos desaparecer los árboles, del que no se escondió se embroma, punto y coma.

Cuando no quisimos salvar a todos nuestros compañeros y quedarnos escondidos.

Cuando la lluvia dejo de ser el recreo para chapotear en el barro a riesgo de morir en

manos de nuestras madres cabronas, blasfemando  en llamas.

Cuando dejamos de cubrirnos la cara para que no llegue el cachetazo y callamos ese

temerario, no me duele, no duele,  envalentonado.

Cuando empezamos a ignorar a los tréboles de cuatro hojas y los bichitos de luz, prendé

tu luz o si no te mato.

Por que guardamos el corazón desbocado de ese amor de los siete años, en el patio del colegio,

y le pusimos pausa a la adrenalina del ridículo.

Como fue que no marcamos más con cruces en el calendario, nuestro cumpleaños.

Donde fueron a parar las mariposas que nos devoraban la panza y la sensación de vértigo

de ese primer beso.

Cuando y como fue que se nos hizo costumbre ser grandes.

Cuando y por que dejamos de fantasear con volar, con saltar y nos volvimos adultos maltrechos

abstemios de toda esperanza.

Donde se pueden buscar, las migas de pan que marcaban el camino de regreso.

Cuando entregamos todos nuestros tesoros a cambio de nada en vez de defenderlos como el

zorro a capa y espada.

Donde y cuando nos dijimos adiós, para toda la vida y nos quedamos en esta orfandad mezquina,

tan falta de luz, tan malparida.?




jueves, 26 de noviembre de 2020

VIVA DIEGO

 

QUE LA SIGAN CHUPANDO.

VOS DORMI Y SEGUI SOÑANDO.


Duerme niño, duerme y descansa, ya no

hay más peleas, ya no suenan las alarmas.

Duerme niño grande de las mil batallas.

Duerme el sueño de los grandes, de los

héroes sin capa.

Duerme tu alma indómita, que se enfrentó

a todo, que soñó y cumplió sus sueños.

Duerme que los que te amamos de verdad

velamos tu sueño.

Duerme, mientras los que no te amaron bien

esperan a que se consuma la vela, para matarse

por un pedazo de pastel.

Duerme niño prodigio, protector, solidario,

desmedido, generoso y justiciero.

Duerme que todo el mundo te adora.

Te cantan nanas en italiano, chino, portugués

euskera y alemán.

Duerme que en Francia dicen que Ha Muerto

Dios, y en Nápoles se quedaron huérfanos.

Duerme mi niño, tranquilo, ya no mas exposición

solo amor.

Dormí que yo te canto una nana, te acuno en mi

alma, mientras te ayudo a bajar las armas.

Dormí mi niño grande, lo diste todo a cambio

de nada, dormí mi niño, ya sos inmortal y sos

leyenda.

Deja que Diego siga soñando, y que Maradona

te salude de lejos, levantando los dedos en V.

Dormí Diego, todo, todo, es un sueño.




miércoles, 25 de noviembre de 2020

SANGRE DE PATO.

 

Escribe Kety Mangione

25/11/2020


La cobardía es quizás la esencia  más vil

que gestamos fuera del útero

Se lleva en la sangre una vez nacidos.

Antes no, antes no existe. Todo es valentía

por sobrevivir y  la temeridad lo vence todo.

La cobardía y la obsecuencia, son sanguijuelas

que convierten la sangre en agua, la hielan,

es palpable, se agazapa en rincones putrefactos,

empapados de falso confort malsano.

Entonces, la nada, la existencia vacía, esa llena

de ilusorias promesas invisibles, nos hace sombra,

el sol desaparece y la mera quimera de ser, se apaga,

se diluye en un mar de lodo, que atravesamos sin

aliento, hasta llegar respirando apenas a la seca

orilla salvadora.

Lo que no entiende el cobarde, es que ya está muerto,

que no hay vida en orilla seca, ni entre firmes paredes

elevadas de amnesia y sangre adormecida, esperando

que la tormenta pase, escondidos, mudos, estúpidos,

mirando con ojos adustos a los que salen a juntar

pedazos en medio del huracán y pensando, Que imbécil

se va a matar!!

sábado, 21 de noviembre de 2020

FUEGO CONTRA FUEGO

 

No en todos los fuegos quedan cenizas.

Apagadas son  algunos a pisotones, cuando todavía

están ardiendo .

No todos los fuegos se expanden y queman

los bosques devastándolos. 

Algunos se consumen a sí mismos, para no

propagar el incendio.

Si quedan cenizas, ya no será el mismo fuego,

que se consumió, hasta deshacerse lento y

parsimonioso, transformándose, en algo

que nunca llegó a ser.

Las cenizas son rastros lastimeros y mezquinos

barridos por el viento.

Son un triste espectáculo de partículas tacañas

de aquella danza viva de chispas ardientes.

Cuando el fuego quema, cuando marca, cuando

deja huellas, nunca veremos cenizas, aunque

estén, y no será siquiera posible obviarlas.

Las llamas que han abrazado, cambiando

estructuras, demoliendo bases sólidas, penetrando

en cada diminuto recoveco, despiadadas,

ansiosas, por devorar, por poseer, esas nunca

serán cenizas, esas no se extinguirán nunca con agua,

ni con mantas, ni con palos.

Porque donde hubo fuego danzante, entre dos almas

desesperadas, nunca quedarán cenizas.

Siempre será, el mismo fuego, que una minúscula

partícula de aire, convertirá en fuego sagrado y

eterno. Pero nunca, nunca en cenizas.

lunes, 16 de noviembre de 2020

CERO A LA DERECHA.

 

Cuando algo te parte al medio de verdad,

ese es, el preciso momento en que estás

absolutamente entero.

Consciente de cada movimiento en tu pecho

al inspirar y expirar.

Es uno de los ejercicios más duros, al que

te podés enfrentar.

Hacerlo maquinalmente, es lo que te lleva

a no darte cuenta, que ese movimiento

involuntario, es el único que te separa de

la muerte.

Respirás, y aunque ves los cadáveres por

doquier, seguís pensando, que no es tu

destino, y además no podés detenerte ante

tan nimio detalle, porque hay que llorar, lamentar

culpar y seguir en el camino destructivo de

malgastar pulsaciones.

De todo eso, solo te vas a dar cuenta, sí esta,

la única vida que tenés, te parte al medio,

porque cuando eso pasa, la cabeza se abre  

el corazón queda latiendo solo a medias,

y el aire se te escapa por el agujero de la garganta

hasta ahogarte. Entonces luchás por cada átomo de

aire, por cada latido, y sabés que la muerte ya

no es ajena. Así dejás de lamentarte, mañana

no existe, todo es acá, todo es ahora.

La sangre brota por cada corte transversal, y

no es la de otro, es la tuya, la ves por primera

vez, la oles, y es ahí justo ahí donde lo único

que cuenta es el minuto siguiente, no mañana,

no el mes que viene, no nada. Cuando estás

partido al medio, lo único que querés es respirar,

vivir, sentir, latir, ahora, entero.


viernes, 13 de noviembre de 2020

SOLA.

 

Lo difícil  de ser como uno es, es hacerse  cargo.

Cargo de ser una mujer, amada hasta el delirio

y abandonada, por los mismas razones.

Admirada por ser auténtica y temida cuando

hay que enfrentarse a ella,

Útil para todo y hasta imprescindible, hasta

que la realidad, dice que es mucho.

Comparada con un hombre en cuánto a valentía

repudiada como mujer, por la osadía.

Para los hijos un estandarte, sin debilidades,

porque si ella cae, no hay respuestas, y eso se sabe.

Para el mundo, una incógnita, una rebelde que no

se entrega, pero es mejor no imitar.

Para sí misma, una lucha constante y eterna, entre

no bajar las armas, ó morir en soledad.

martes, 10 de noviembre de 2020

LUNES ETERNO

 

Lunes eterno.

Idea original: Dany B. Esposito

Edición y compaginación. Kety Mangione

Lunes. 09/11/2020

Apuró el café, se colgó la corbata y se acomodó el pelo largo y rebelde, con las manos. Al salir miró de reojo el almanaque de gatitos, con un enorme 1977, abajo, tres cuadraditos, Lunes 11 Julio. Camino dos cuadras hasta su trabajo, terminando de anudarse la corbata. Nada hacia predecir que algo distinto ocurriría en aquella Oficina, típica de aquellos años, mezcla de casa de barrio, con aires pretensiosos de empresa próspera, escritorios acá y allá, en un ambiente cargado de aroma a flores frescas, café y sandwichs de miga. En algún que otro mediodía el aire se enrarecía con los vapores de un terrible bife a caballo, que convertía el lugar, literalmente en una fonda de arrabal, lo hacían para satisfacer al gordo como  le decían  al dueño, que estaba  a dieta eterna y no  controlaba su ansiedad. Por las tardes se instalaba un clima silencioso y distendido, donde las miradas se cruzaban cómplices, cuando el dueño y su amante retozaban, muro de por medio, amordazando gritos silenciosos, que todos disimulaban no escuchar, desviando la mirada cuando ella aún arrebolada, salía arreglándose el uniforme y poniendo sus anteojos en foco.

Ese lunes, en medio de esa mezcla barroca y densa, irrumpía una niña-mujer, de cabello rubio y ojos claros, se paseaba con aire resuelto, escondiendo a la niña que subyacía en ella.. Él, todavía luchando con el nudo, no pudo evitar el impacto, posó su mirada incendiaria, hasta reparar en la alianza, en su anular, todavía adolescente. Atónito y sorprendido se atrevió a preguntar, casi sin hablar, y ella respondió, sí casada, un hijo. Yo los observaba, la incredulidad y desazón de él eran palpables, ¿ como es posible? pensaba, si debemos tener la misma edad . La pregunta quedó desdibujada en el aire, donde ya no había nada, ni aroma, ni olores, ni escritorios, ni gente. Él, un nene adulto, se quedó sin argumentos, ella niña-mujer , sintió por primera vez, que tenía dueño. Fue el comienzo de algo sin nombre, apenas una inocente chispa en el medio del bosque, que creció, así, sin limites. Se preguntaron donde estaban los árboles que los cubrían, dejándolos tan  expuestos. Y no hubo vuelta atrás. Separados o juntos, quién sabe, creo que hicieron de aquel lunes híbrido, rancio y desabrido, un ícono, un pacto silencioso, que, no tuve dudas, los mantendría unidos, hasta la mismísima eternidad.

Ahora, un lunes sí y otro también, aunque ya no uso corbata, salgo corriendo a buscarla, se que ella es la única, que puede deshacer el nudo en mi garganta.

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jueves, 5 de noviembre de 2020

ENTRETIEMPO PERDIDO

 

Darse cuenta que cuando no hacemos lo que amamos

hacer, nos permite hacer todo aquello que parece lógico

e imprescindible, nos deja, si podemos verlo, en una

encrucijada mental, que desborda y paraliza.

Encontrarse en un impase de vida, en una tregua donde

el mundo desaparece y solo existe hacer con los cinco

sentidos, aquello que siempre nos enseñaron que es

tiempo perdido.

Hacer lo que hacemos como máquinas absurdas de

picar sueños, aturdirnos y lacerarnos con los espasmos

de la malsana obligación de cumplir inexorablemente

con mandatos que nos fueron legados, y que repetimos

en un bucle desesperado y tardío.

Reprimir nuestros deseos, encerrarlos en cajas blindadas

y tirar las llaves en pos de darle sentido a una vida

ridícula y vacía, convenciéndonos que no depende de

nosotros, es algo así, como masticar trocitos de cianuro

cada mañana con el desayuno.

Darse cuenta que cuando hacemos lo que amamos y de

paso amamos lo que hacemos, toda forma cíclica  carece

de valor, que el costo del tiempo activo,

pero envenenado de desidia, solo nos convierte en vivos

muertos, es tan magnifico como nefasto y doloroso.

Cuando una tregua se instala en nuestra minúscula e

invisible existencia, y nos sopapea arrogante, ocupando

cada minuto de ese tiempo amado, haciendo lo que

amamos, caemos en la asombrosa certeza de nuestros

reiterados, hasta el hartazgo, momentos perdidos,

y la desolación nos toma desprevenidos, porque entonces

culposos de treguas, entregadas como ofrendas para

sentirnos vivos, nos golpean la puerta con reclamos

relamidos y es tan grande el vacío, de no amar lo que

hacemos, y no hacer lo que amamos, que mancos y

ciegos, hacemos todo eso para lo que fuimos paridos.

Dejamos de sangrar y hacemos lo que es debido.


domingo, 1 de noviembre de 2020

Espadas de piedra

 

La  espada rompe la pared

porque la pared no puede moverse

el terremoto derriba la pared

y hace desaparecer la espada

la pared ya no esta quieta

no le teme a la espada

la pared se ha transformado

la espada desaparecida

esta incrustada en otra pared

una que se quedó quieta

resistiendo el terremoto

el terremoto cesó

la espada creo su espacio

la pared siguió resistiendo, quieta.

sábado, 24 de octubre de 2020

PERFECTAS MITADES. #titulobylaotramitad#

 

Estamos abiertos en canal. Partidos en dos perfectas mitades.

Enojados por no haber estado en el centro de nuestros cuerpos.

Que otros colonizaron. Estamos a punto de saltar.

De no saber, si estamos vivos o muertos.

Sabiendo que nuestro encuentro no será en la tierra.

Cuando nuestros cuerpos se fundan, será lo más parecido

al cielo, que nos contaron que era el cielo.

Estamos celosos, iracundos, violentos y susceptibles 

Por dejarnos pasar, por inventar amores y despedir recuerdos,

a costa de nuestras almas.

Estamos en medio del volcán, a punto de salir incinerados por

la lava y no nos importa, ni quemarnos, ni desintegrarnos,

ni arrancarnos la piel a jirones y vestirnos con ella.

Necesitamos consumirnos, evaporarnos, desaparecer en la nada.

Necesitamos ese abrazo eterno, que cure el desencuentro.

jueves, 22 de octubre de 2020

Vivos de Mierda.

 

Escribe Kety Mangione.

22/10/2020

A la mierda con todo. Con lo que no fue y lo que no sabemos si será.

A la mierda con el miedo, con llorar por los rincones y con el  terror al futuro.

Con la plata que no alcanza, con la orilla lejana, con los que se bajaron

del barco y los que ni lo intentaron.

A la mierda con el rencor, con el veneno que nos tomamos para que mueran otros. 

Con los kilos de más y los de menos. Con la dieta eterna, si te agobia.

Con los que juzgan, con los que solo se atragantan con vidas ajenas.

Con la edad, con querer lo que no se tiene, para desecharlo cuando sí.

A la mierda con la imposibilidad de cambiar, a la mierda con el

orgullo y con no perdonar, ni olvidar.

A la mierda con las cortinas nuevas, y los platos , si hay que

elegir, que sea mejor whisky o cerveza y un buen vino tinto, en una

maravillosa copa de cristal.

A la mierda con los planes, o se los lleva la pandemia o se los lleva

la parca, y si no son, es porque no tenían  que ser, ya vendrán otros.

A la mierda con la doble moral, con el pánico al ridículo, con

caminar de rodillas para ganarse el pan. A la mierda con no arriesgar,  

con dar todo por sentado, con pensar que no seremos capaces.

A la mierda con buscar el momento, con comerse los te quiero,

con no dar el primer paso. A la mierda con no asomarse al abismo 

 y mirar todo desde afuera.

A la re- mierda con  comerse los mocos, dejar que te pisen, mentirse

a la cara, con vivir sin deseo, a la mierda con las costumbres y

la rutina. A la mierda los políticos y las madre que los parió. 

A la mierda los insulsos, los que no se ríen de si mismos, los que en lugar

de ver un camino, ven una encrucijada.

A la mierda con suponer, con convencerte que las cosas son así.

Así como?. Con la nueva normalidad y la vieja.

Todos vamos a morir carajo, que sea un viaje de la ostia, que

cuando nos vayamos de este mundo, aplaudan en nuestro entierro,

Que digan, como nos cagamos de risa,  que

pongan música y que cuando nos recuerden, digan que fuimos

unos cabrones dignos de ser amados.

A la mierda con asomarse por las rendijas, a espiar vidas ajenas.

Que cada uno haga lo que pueda, pero que lo intente, carajo que

lo intente. A mierda el fanatismo, que no sea por un deporte, a la 

mierda con los ídolos de barro, con el placer del sacrificio y el 

parirás con dolor. A la mierda a los que quieren decidir por nosotros 

y a la mierda con permitirlo. 

A la mierda con bajar los brazos, porque es más cómodo.

Nos vamos a morir todos y no, no vamos a volver, por lo menos

no con nuestro cuerpo, no vamos a caminar por el cielo, pero

podemos bailar en la tierra, desnudos, vestidos, podemos cantar

a los gritos o llorar en silencio.

A la mierda con creer que las cosas buenas, le pasan a otros.

Y por sobre todo, a la mierda con esperar a mañana.



martes, 20 de octubre de 2020

ATOMOS DE PODER.

 La regla, es que no hay reglas. El sentido es solo para usarlo, 

y solo vos decidís que lo tiene y que no. No todos podemos 

hacer lo que deseamos, todo el tiempo, pero podemos tener

un tiempo deseado, para  querer lo que hacemos, un minuto, 

un átomo de segundo, podemos estar ahí, justo ahí.

A veces, lo urgente es importante, pero no siempre.

Vos decidís. si agotaste las excusas.

No podemos escapar a la muerte, propia o ajena.

No podemos buscar  justicia a medida.

Si podemos lidiar con lo que nos toca, sin morir en vida.

Podemos ir a lo profundo y rescatarnos. Podemos casi

todo, aunque lo urgente vele lo importante.

No podemos, no, escaparle al dolor, es lo más parecido

al amor, y por eso duele.

Sí podemos, si queremos, claro, barrer los preceptos, las

conclusiones arbitrarias y ridículas , establecidas por otros.

No hay reglas, porque cuando nos animamos a atravesarlas,

ya somos otros, esos que tanto fantaseamos con ser 

y siempre dejamos para después.

miércoles, 14 de octubre de 2020

Salir volando.

 


Puede que un día, te despiertes sobresaltada, y estés caminando por

al borde de la cornisa.

Puede que estés dormida y creas que es un sueño.

También puede que siempre hayas estado en la cornisa y estés

soñando que estás en tierra firme, en la comodidad de tus sábanas.

Puede que aún soñando, no te atrevas a volar, ni a saltar, ni siquiera

asirte de las paredes.

Pero también , puede que si siempre has vivido, con miedo a saltar

y con pánico al suelo firme, entonces puede, que haya llegado el

momento de desplegar las alas, esas que tienes bajo la almohada.

Y así volar alto, para llegar al borde del cielo, en una elevación

de vértigo, que te devuelva el cuerpo en dos mitades.

Porque puede, que cuando tu alma encuentre lo que la hace

vibrar, decidas que durar no es latir.

Entonces puede, que puedas volar alto, muy alto, desde la

cornisa, o al ras del sueño.


domingo, 4 de octubre de 2020

MEJOR, DIBUJADA.

 


No es fácil ser Mafalda.

por. Kety Mangione.

04/10/2020

Cuando una mujer  elije ser Mafalda, se mete en terreno pantanoso.

Porque las Mafaldas son buenas, si las pintan las manos de

un hombre.

Si están estáticas y solo  expresan su voz en forma gráfica.

Si son libres y justicieras, sin salir del lápiz y el papel.

Cuando las Mafaldas, están en el mundo real, incordian,

molestan, siempre en la resistencia, cuestionándolo  todo,

buscando un mundo mejor con la dura y cruda verdad por delante.

Las Mafaldas duermen solas, o son como el muñeco del

ventrículo, las guardan al terminar la función.

No son  buenas para empatizar  en sus  trabajos.

Todas las Susanitas, quieren a Mafalda, pero en lo posible

lejos de sus novios y maridos e incluso de sus hijos.

Todos los jefes también quieren una, resuelta práctica, honesta

hasta que los enfrentan a ellos, y los ponen en evidencia.

No es fácil ser Mafalda, no es bueno cuestionarlo todo.

Viven  con el alma en la boca, pagan el precio de la soledad.

Y aunque las Mafaldas, tienen  sueños de Susanita, y hasta

logran hacer algún que otro realidad...

Nunca podrán salir fuera del lápiz de su mentor.

Cuando asoman, cuando se vuelven  tangibles, el mundo prefiere

seguir admirando la historieta.




sábado, 26 de septiembre de 2020

AGUA EN MARTE





UN CUENTO DE KETY MANGIONE

POST, POR K.M. 24/02/2013

y otro crimen quedará, y otro crimen quedara sin resolver....


Herminda Vallejos, todos los segundos martes de cada mes, se ponía su mejor vestido, uno que tenia guardado bien escondido al fondo del ropero, blanco con un galones de pasamanería decorado incaico de color turquesa intenso, no era muy largo, le llegaba hasta las rodillas, prolijo y sencillo se ajustaba perfectamente a su cuerpo curvilíneo y rellenito, se soltaba el pelo, se lo peinaba muchas veces hacia un costado, acompañaba el modelito con una carterita chiquita como un monedero de color violeta oscuro.
A las 4 de la tarde en punto llegaba a la plaza del pueblo, siempre llegaba 15 minutos antes para disfrutar un poco el paisaje, en este mes del año primaveral y verduzco. A las cuatro y cuarto en punto se oía el rugir del motor de la moto acercándose a velocidad moderada, las hojas que estaban desparramadas por el suelo de la plaza se arremolinaban y todo el mundo desaparecía, ella se quedaba sola sentada en la plaza y frente a ella había una enorme montaña de hojas de todos los tonos de verdes y amarillos, el hidalgo y caballero dejaba la moto atrás de la verja de madera y corría a su encueentro con un enorme ramo de flores frescas y perfumadas. Unos minutos después estaban revolcados y fundidos sobre el colchón de hojas, haciendo el amor desesperadamente, el recorría cada rincón de su cuerpo, despacio al principio, voraz y apurado en medio y lento y agitado al final, ella lo abrazaba con todo lo que tenia, con las piernas, con los brazos, con las manos, con los ojos y con la risa ahogada y discontinua. Antes de irse el la besaba amorosamente en las mejillas y peinaba con sus dedos los alborotados cabellos de Herminda Vallejos. El se iba en su moto, ella se iba a su casa, ese día todo le salía más que bien, la tortilla alta y esponjosa, la ensalada en su punto justo y el pollo a la parrilla era un manjar irrenunciable, aunque nadie se daba cuenta, su marido llegaba como siempre cansado, callado y arisco, se quitaba los zapatos y se desparramaba en un viejo sillón a esperar el llamado para cenar, sus hijos un barón y una mujer adolescentes se hacían presentes con sus eternas riñas y discusiones peleando por ocupar el baño y despotriacando por vivir en una casa donde solo hubiera uno. Ella etérea y divina, disponía la mesa y escuchaba en su interior su propia música, las imágenes de la tarde en el parque volvían  a ella una y otra vez, y solo pensaba en el próximo mes y en próximo martes, como venia sucediendo desde hacia siete años.
Una noche, mientras cenaban en silencio y con caras adustas y enojosas, quizás por alguna pelea de esas que nunca faltaban, el noticiero escupía informaciones de todo tipo, corrupción, un hombre que había quemado a su pareja, un policía muerto al intervenir en un asalto en un supermercado y un motociclista muerto en un accidente frente a la plaza de la Constitución en extrañas circunstancias.
Herminda Vallejos se paro y rocogió las manos en el delantal que llevaba sobre la falda, se acercó al televisor hasta quedar con la cara pegada a la pantalla, sus hijos le gritaban y su marido atinó a correrla empujándola suavemente hacia atrás, pero ella no se movía, se quedo ahí horas, aún cuando la tele local daba la señal de ajuste. Al día siguiente era martes, el segundo martes del mes, ella se vistió como siempre y fue a la plaza a las 4 en punto, espero, espero pero el nunca llego, entonces fue a todos los negocios de la cuadra y les pregunto a todos por el motorista, la gente decía no conocerlo, pero que era un chico joven que al momento de morir llevaba un ramo de flores y una carta para su amada, lo bautizaron el motoquero enamorado. Ella Herminda Vallejos les decía a todos que era su amante y que la carta era para ella, y que desde hacia 7 años ellos se juntaban siempre el segundo martes de cada mes en esa misma plaza. La gente creyó que la pobre Herminda había enloquecido, que la menopausia hacía estragos en ella. Sus hijos se avergonzaban de ella y ya ni salían por el barrio por temor a que la gente les hiciera algún comentario sobre su atontada madre. Su marido arisco y resignado simplemente no le hablo más y ella ni siquiera se dio cuenta.
El segundo martes del mes de Abril, en un otoño gris y desstemplado Herminda Vallejos se levantó más temprano que de costumbre, todos habían salido ya de la casa, busco su vestido blanco con pasamanería turquesa intenso, se lo puso y notó que le quedaba muy grande, lo ajusto con ganchitos acá y allá y agregó un cinturón ancho y ostentoso a su delgada cintura, se soltó el pelo deslucido y pajoso, y con el corazón desbordado de ansiedad, salió al patio y miro hacia el cielo plomizo y difuso, los arboles se desprendían de su follaje ante su mirada, las flores esparcían por todo el patio sus pétalos achicharrados y débiles y un ruido potente la sobresaltó de repente, era el rugir del motor de una moto que intempestivamente atravesó la medianera lindante y se metió de lleno en el patio derribando todo lo que encontraba a su paso, las hojas de colores verdes y amarillos se arremolinaron formando un colchón en un rincón de la vieja terraza, él, hidalgo y caballero bajo raudamente de la moto y tomó a Herminda Vallejos en sus brazos, se besaron y se abrazaron con todo lo que tenían , con los brazos, con las manos, con la risa, él le aliso  los pajosos cabellos con los dedos hasta dejarlos lisos y brillantes, ella lo beso en las mejillas.
Cuando su marido llego a casa, la busco en silencio, por cada cuarto, en la cocina, en el único baño, no la llamó en voz alta, solo la buscaba, finalmente se sentó en el viejo sillón a esperar que apareciera. Sus hijos llegaron y preguntaron al padre donde estaba Herminda Vallejos, su madre, el negó con la cabeza y con los hombros, ellos la buscaron en los cuartos, en la cocina y en el único baño y finalmente fueron al patio, estupefactos vieron una moto estrellada contra la medianera y en el piso un vestido blanco con adornos de pasamanería incaica  de un turquesa intenso, un cinturón de charol ancho y ajado y unos mocasines gastados, que no conocían  y no habían visto nunca en su vida.
La policía investigó, tomo nota, hizo pericias y busco huellas, colgaron y pegaron fotos de Herminda Vallejos en todos los postes de luz, en los supermercados y carnicerías del barrio e incluso fueron a la tele a pedir que si alguien había visto a Herminda que avise, en el pueblo se tejián 
todo tipo de conclusiones, que se había vuelto loca del todo, que un ovni se la había llevado, que se había ido en un barco de carga o que su marido la había matado y enterrado en el patio. De la moto nadie hablaba y del amor menos que menos.

Contando los días.

 

Escribe. Kety Mangione

26/09/2020


Son días extraños, días en los que me visitan los vivos y los muertos,

con la misma intensidad y la misma suerte.

Son días en que la inspiración me sobrevive, y tengo que dejarlo todo,

porque la vida me grita ¡escríbeme!

Son días de antiguas novedades, que se instalan y acarician, como

luciérnagas que no quieren irse cuando llega el alba.

Días en que el alma se me sale por el cuerpo y la risa fácil me encuentra

hablando sola.

Días en lo que me siento tan viva que ahuyento los fantasmas y ellos

se van silbando alegremente por la  misma puerta que los ha traído.

Días en los que mi madre me cuenta historias y mi padre me guiña un ojo.

Entonces, el sol está por todos lados y la lluvia se lleva mis pecados.

Son días nuevos, con aroma a geranios recién plantados.

Son días en que me desconozco y me doy un abrazo emocionado.

Días tan eternos como efímeros, que vienen con claveles a coronar

mi frente, un coro de niños.

Son días, ¡madre mía! Que la idea de muerte se me hace un invento

de los vivos.


domingo, 20 de septiembre de 2020

A corazón abierto.

 

Escribe Kety Mangione

17/10/2020



Abrió su pecho con un fino bisturí.

Se ayudo con las manos para abrir de par en par la cavidad.

Dijo muy despacio, ya puedes salir.

Una paloma tan blanca como la nube más blanca, emergió en pleno vuelo.

Aturdida al principio, columpió contra los cristales.

Como sí  de la chistera de un mago se tratase,  la paloma mutó en  una mujer tan bella como la misma luna,

no, más bella todavía. Ni a los talones la misma luna le llegaría.

Le dio una aguja de coser con mucho hilo.

Le dijo cose  esa herida y dejaras de sangrar. Dolerá pero sanarás.

No puedo, y si quieres volver, y si sientes frio, quién te dará abrigo?

Madre déjame, quiero experimentar con todos los sentidos.

Pero quién te cubrirá? -   Me meteré en el río y el será mi amigo..

Me tenderé en la arena a mirar las estrellas. Me subiré a los árboles, sus 

hojas serán mi manto cunado el sol me abrase.

Cierra tu pecho madre, deja de sangrar, que ya es hora.

Te dejaré volar, porque tú me lo pides.

Pero siempre que lo quieras, podrás volver conmigo, porque

hasta que muera y después más todavía, yo siempre volare contigo.

sábado, 19 de septiembre de 2020

EL INTERCAMBIO


 Por Kety Mangione.
25.10.2021


Había una vez, dos que se miraron y se enamoraron.

Vivieron una intensa historia de amor.

No pudo ser.

Se despidieron y en ese abrazo intercambiaron sus corazones.

Alguien espero bajo la lluvia.

Alguien escribió sobre la arena.

No entendían porque no podían sacarse de adentro.

No sabían del intercambio en el abrazo.

Un día decidieron que  ya era tiempo de saber.

Todavía no pudieron abrazarse y recuperar sus propias palpitaciones.

Cuando lo hagan, latirán al unísono.

Pero no habrá intercambio.

Porque había una vez, y sigue habiendo, pero es otra vez.

lunes, 14 de septiembre de 2020

Zona de promesas.

 




Escribe Kety Mangione

14/09/2020


Yo ya estuve muerta y enterrada. Yo estuve tan viva, que me costaba respirar.

Por eso te voy a pedir esto: 

Prometeme que si nos volvemos a ver, y no hay un solo gesto en mí que te conmueva, vas a dar la vuelta. No pasa nada, ahora estoy despierta, podré soportar tu huida, pero nunca tu indiferencia.

Prométeme que me vas a mirar de lejos, que me vas a seguir sin que te vea, y solo si tu corazón se altera, porque reconocés  en mí, la que era, vas a acelerar el paso.

Prometeme que no me vas a cubrir con un abrazo, si no ves nada que te arrebate el alma, que  te deje sin aliento, que te conmueva y te haga temblar. Si nada de eso te pasa, cuando vuelvas a verme, andate despacio sin que yo te vea, sin que te presienta. Acórdate que yo ya estuve muerta.

Prometeme que si no ves algo que te perturbe, que te ciegue el alma, que te pegue en la cara y te rompa de ganas, no vas a decirme nada y te vas a ir como un soplo en la escarcha.

Prometeme que si  algo de eso aparece, aunque sea un instante, vas a venir corriendo, vas a atrapar el viento, vas a volar al ras del suelo, para alcanzarme.

Prometeme que si nada de esto te pasa, si no te reviento las entrañas, si no sentís que el suelo se abre bajo tus pies y el corazón te estalla, vas a seguir con tu vida y vas a dejar que yo siga con la mía. Acordate que yo ya  estuve muerta, pero ahora estoy viva.

Eso sí, si te pasa, si cuando me ves descubrís que todo se esfuma y fundís a negro, que acabás de nacer y el alma te vuela. Entonces vení, atropellame, llevame por delante, no me tengas piedad.

Méntime tu pasado sin mí, y miráme, miráme a los ojos y décime que siempre estuve ahí.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

 

Caminata lunar.

Escribe Kety Mangione.

Post. 09/09/2020

Le quisieron vender un terreno en la luna. Justo a ella,  que vive ahí desde siempre, desde entonces,  y  que ya aprendió hace mil años a  flotar de noche. A ella,  que en  las mañanas aún suspendida, se sobresalta y se  apura a rescatar todo lo  que él dejo antes de irse,  cerrando la puerta del cosmos. Le quisieron explicar los beneficios de los años luz. justamente a ella  que nunca dejó de viajar en el tiempo, que trazó todas las rutas, que fue  dejando luciérnagas de amor, por si un día él pasaba por ahí. De quién iban a ser sino  de ella?. Quisieron explicarle el plan de pago a largo plazo. A ella que estuvo ahorrando toda la vida, para viajar a la luna y encontrarlo.

Le dijeron que lo pensara porque allí, no hay noches ni días. A ella,  que los mantiene unidos, solo para no despedirlo. Para que siempre sea el mismo día,  como un bucle eterno, donde no tenga que pensar que hoy de él nada ha sabidoDonde su corazón no tenga que vivir sin aliento, como cuando se despierta  y comprueba que no fue un sueño. Va  flotando por el aire, levantando cada palabra que dejaron tirada para besarse, apretados contra las paredes del cielo.

Le  quisieron dar un curso para vivir del revés.  A ella que come de cabeza y piensa con los pies. Le  contaron que ahí el tiempo no existe y que se pueden contar las estrellas. A ella que se  queda dormida con ellas, hasta que él la ve despertar. Hay que atreverse le dijeron, esto es para pocos. A ella le  dijeron eso?  Que acomodó la vía láctea para escribir su nombre, haciendo equilibrio entre mercurio y marte.

Que sabrán ellos, piensa,  de mundos y estrellas, de andar de cabeza, de levantar palabras y envolverse en ellas. Que sabrá la luna de tantas esperas, de cometas fugaces, cómplices mudos de siempre el  mismo deseo. Sabrán acaso piensa ella, de ovnis y estelas,  que explotan en su mente en cada luna llena?. Que sabrán  de vivir flotando, de mirar al cielo implorando un milagro, piensa ella. Que sabrá Plutón, de soles opacos, de noches eternas y días sin rastro. Que sabrá la luna de noches oscuras, de vivir a medias buscando su rostro detrás de la lluvia. Nadie sabe nada, cuando le hablan de  vivir dos veces, que pueden saber, de ahogos y miedos, de abrir rendijas y tomar aliento,  juntando en la luna sus átomos para hacerlo aparecer

No saben nada de nada.

No tienen idea, piensa ella, por eso la llaman, porque no saben nada, de vivir entre el cielo y la tierra, y menos todavía de conquistar la luna, para no perderlo. 

sábado, 29 de agosto de 2020

 

AL RAS DEL CIELO.


Escribe Kety Mangione

Post. km. 29/08/2020

Se convenció de que resistir, insistir, accionar, demostrar, estar, era una forma de amar. Se asignó la tarea de sostener, de que por muy profundo que fuera el pozo, había que salir, sin aire, sin fuerzas, pero salir y hacer de cuenta como si nada, para que la nada se convirtiera en algo para hacer.

Se  fue rompiendo, y en cada caída fue perdiendo piezas, de un rompecabezas imposible, que ella misma se desafió a armar.

Obstinada y mentirosa, lo armaba a su manera y aunque no quería ser  consciente de la pieza que faltaba, muchas noches la buscaba, precisamente donde no la iba a encontrar.

La buscó en charcos embarrados, cuando moría de sed, en esquinas desoladas, en páramos decrépitos y a veces, cuando los planetas se alineaban en aguas cristalinas. La buscó afuera porque había más luz, aún sabiendo que no estaba.

Sabia que igual si la encontraba, era solo la mitad. La otra la tenía él.

Y se compró una goma gigante para borrar la memoria, y lo anuló en cada recuerdo, con besos prestados, con una vida a medias, que se ajustaba a su talle, y se dijo que eso era amor, y en cada abandono maltrecho y jodido, se dijo que era amor bien vivido. Lo metió en una caja con 7 candados, y alimentó sus recuerdos, armados de retazos.  Porque las historias que se cuentan implantan recuerdos, pero las que se callan, quedan ahí, intactas pendiendo  de un hilo. Y hasta hizo desaparecer su póstumo encuentro.

Él volvía siempre, en momentos cumbres de esos que elevan hasta todos los cielos, volvía cada vez que sentía que el corazón no iba a soportar más.

Lo llevo con ella toda su vida. Ahora sabe que fué su mejor versión con él, ella que todo lo emparchaba, que todo lo guardaba, que nunca pudo vencer esa furia de haberlo perdido. Ella sabe que diciéndole adiós, cometió el crimen más perfecto de todos los crímenes que le cometerían después.

Tan aferrada, tan presencia, tan celosa y vulnerable. Lo dejó ir porque era el mejor amor, porque su risa la curaba, porque sus manos la sanaban. Y volvió una y mil veces al momento de la despedida, a ese abrazo trémulo, a esos corazones latiendo al unisono, en una danza interminable de palabras inconexas y almas devastadas.

Pero nunca dejo de llevar la mitad de la pieza de ese rompecabezas, la rescato de naufragios, incendios y mudanzas. Lo guardo como un tesoro.

Volvió a decirle adiós en cada tentación de buscarlo.

Se mordió la lengua mil veces, cuando iba a nombrarlo y fue acomodando su recuerdo hasta que fue parte de su piel.

Y de repente,él apareció en el medio del bosque, preguntando si ella era ella, besándola tras el cristal,  la despertó de cuarenta y tantos años, de cuerpo y corazón adormecidos. Todavía mareada y entumecida, vio a través del as de luz , la pieza perdida.

Ella que había enterrado a la princesa, se dió cuenta que no fue suficiente la tierra que la cubría, y que no le importaba lo que pasase mañana, porque ahora, cada madrugada, cuando todo esta en calma, lo espera , y aunque sospecha de todo y no tiene ninguna certeza,  desarma el rompecabezas de día, esperando el alba...y que pase lo que tanga que pasar.


lunes, 3 de febrero de 2020

Se dice de mí.


Escribe. Kety Mangione
Post. por K.M. 03/02/2020


No quiero volverme masa.
No quiero ser inducida en mis pensamientos.
Transito la última parte de una vida intensa e interesante.
La última década podría resumirse en una serie de hechos
aislados que no me incluyeron.
Creo que hay cosas que no podemos ver, pero suceden.
Veo cosas que suceden que no se pueden demostrar.
No me interesa pertenecer a ningún sector ni bando.
Nadie me convence de nada, solo que a veces, con los que
quiero mucho o los que no quiero nada, no discuto más.
No tengo ninguna certeza, ni una sola, todo es cuestionable.
Disfruto de mi tiempo de soledad invadida, del mismo modo
que de la compañía, el bullicio y la confusión.
No me adapto nunca, aunque todos los días repita una amarga
rutina, siempre me tira de sisa o me queda ancho de mangas.
Como con culpa voraz, me emborracho sola, para evitar ese
ridículo tan temido de los que me rodean.
Leo todo lo que quiero y puedo, en bares, trenes, aviones
y en cada hueco que se presenta.
Miro series de un tirón, a la hora que se me da la gana.
El cine siempre, el cine de apuro, el cine sin preámbulos.
El teatro, cuando se puede, cuando la isla huele a Rio
de la Plata y las orillas me mojan el alma.
Lo que no quiero es volverme piedra, volverme masa, que
quieran moldearme, les digo que sí, les muestro la hilacha.
Pero no, no me convencen de nada. Porque yo soy la que
defiende la vida y por eso apoyo la ley del aborto, porque
nací pobre me pongo siempre del lado del que menos tiene,
porque mis antecesores no tuvieron opción y yo tampoco,
estoy del lado de los que migran.
Porque tengo hijos y se que podrían ser Fernando, pero
también podrían ser cualquiera de los otros 10, me pongo
en la piel de ambos, sin demagogia y con un dolor enorme
en el corazón, puedo decernir entre los cientos de culpables
que nunca pagarán por este horror.
Nada me es ajeno, lo que pasa hoy no lo olvido mañana.
Todo esta ahí, y no hay internet que lo pueda comprobar.
La cáscara que dejamos ver en redes, la exposición malsana
a la que nos acostumbramos, quedando desnudos, maltrechos
y frágiles, me ha atrapado como a todos, lo que no podrán
hacer conmigo es que me vuelva masa. Es que no piense
de otra forma, mi mente no se negocia, no se vende, solo
la alquilo por un tiempo corto, a mentes limitadas que no
quieren oír, y más cuando lo que esta en juego es demasiado
importante para mí, así que actúo en mi propia defensa,
que me autoriza a quedarme callada, a no decir nada que
pueda incriminarme, porque a veces, en estos casos,
cualquier cosa que diga puede ser usada en mi contra.