martes, 15 de diciembre de 2020

QUE ME VAN A HABLAR DE AMOR.

 

Cuando la tormenta pase. Cuando las piedras dejen

de arder en los ojos.

Cuando la lluvia deje de caer implacable sobre mis

huesos, empezaré a llevarte conmigo a todas partes.

No te buscaré en esta casa que hoy me ahoga y me

azota como un castigo.

Solo entonces empezaré a transitar la gloria de haberte

tenido.

Alguien fue muy cruel, tanto como para abandonarte,

para dejarte a la intemperie, librado a tu destino.

Quizás fue la misma noche que creí no poder más,

esa en que los fantasmas y la soledad me abrazaban

como heladas llamas, ya se perfilaba que éramos

el uno para el otro, vos el único en soportar mis

noches intensas, consolándome en la pérdidas

irreparables, esperándome todos los días como si

fuese el primero, siempre dispuesto, siempre

agradecido, tu extrañarme tan desmedido, a solo

un minuto de haber de tu vista desaparecido.

Abrir la puerta siempre fue una fiesta, tan exagerada

y desmedida.

Lo hiciste todo por mí, yo no te salve de nada, vos

viniste a salvarme de dolor y olvido.

Te acordás hace nada, esa noche, que recuperé mi

alma y mi cuerpo, entendiste todo y bailaste conmigo.

Muy poco hice yo, me lo diste todo servido.

Hasta tu último aliento, me dejaste acunarte, con

un reguero de velitas encendidas y en cada caricia

que seguro te debía, abrías los ojos volviendo a la

vida. Me dejaste despedirme de cada amor extinguido.

Me miraste a los ojos, cada instante, en que te sentía

ya ido.

Te pedí por favor, te dije no estoy lista para tu partida.

Aguantaste cada envestida y suspiraste una y otra vez,

un tranquila, acá estoy todavía.

Es increíble, como la crueldad de los miserables, puede

transformarse en amor incondicional de los corazones

rotos. Me mostraste el camino de la generosidad y que

no hacen falta palabras para decir lo que se siente.

Y no, no te asusto mi amor, ni mi honestidad brutal,

te quedaste valiente y estoico. Te fuiste como viniste,

rodeado por mis brazos desvalidos y mis lagrimas,

presas de tu agonía.

No quiero decirte adiós que va! Hay quién dice por ahí

que mi perro ha muerto, que locura llamarte perro, querido

mio! Que ilusos por favor, solo te fuiste a descansar.

Vos y yo nunca sabremos de olvidos.

No tengas dudas, no tengas miedo, ahí donde vaya te

llevaré conmigo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

la que modera los comentarios es rubia, sabrán entender, ustedes tranquilos, comenten sin miedo, eso de la moderación es puro cuento, porque además de rubia es ARGENTINA.