martes, 10 de junio de 2014

MEMORIA SELEC -TIVA




Escribe Kety Mangione
POST. por k.m. 10-06-2014

Hace rato que no me importa admitir que tengo la lágrima fácil, que me emociono por todo y por nada, que una publicidad me eriza la piel o me hace reír a carcajadas, que los olores me llevan a tiempos de felicidad inconsciente y los aromas a días de juegos en los patios vecinos, no me importa hace mucho mucho tiempo ni el ridículo de la emoción, ni el quiebre de la voz en la evocación de lo vivido. Con el fútbol y especialmente en tiempo de mundiales me pasa todo eso junto, llueven los recuerdos, de cosas vividas, de cosas escuchadas y contadas mil veces, de palabras de otros que hicimos propias, de tecnología analógica mezclada con la velocidad de android, de miles de cábalas repetidas y de oportunidades de festejos por herencia o raíces. Es una verdadera lástima que hoy el fútbol este tan manchado, tan mezclado, tan comercializado, que la pasión se halla convertido en una escaramuza permanente, que en nuestro país los partidos se jueguen sin público visitante y nos hallamos acostumbrado, que sea más importante el fracaso del rival, que el propio triunfo (esto en casi todas las disciplinas de la sociedad ) y no es que antes no disfrutáramos si el eterno rival perdía, pero era más importante que nuestro equipo ganase, pero es así, hay un ensañamiento permanente y todo lo que nos de un poder vanal y efímero nos hace felices, con esa felicidad de anular al otro, NO EXISTÍS, NO EXISTÍS, borrar, eliminar, cancelar, sin mirar nuestra propia minimización. El triunfalismo, la vista puesta siempre en el otro, el pasar todo por el tamiz del éxito permanente, nos borra de un plumazo toda la historia que tenemos como país de excelencia en casi todas las disciplinas y mucho más aún en lo que a fútbol se refiere.
Yo empiezo a tener conciencia real de la importancia del fútbol allá por el 66, cuando Racing fue campeón del mundo, recuerdo que vimos el partido en mi casa, era uno de los pocos televisores de la cuadra y la mayoría de los vecinos eran de boca o de independiente, los hinchas de Racing eran más capitalinos, pero todo el mundo HINCHABA por Racing, porque era Argentino. El siguiente recuerdo inmediato que vuelve una y otra vez a mi cabeza, aunque no recuerdo en que año, pero me parece que fue antes del 66, también en mi casa, la tele en el comedor y todos los vecinos en la vereda viendo ÍNTER Vs. INDEPENDIENTE, la cosa estaba chunga, porque mi viejo y sus amigos querían que gane Inter, pero los vecinos argentos querían que gane Independiente, así que había que mantenerse neutral. Ese día mi papá, lo recuerdo como si estuviese pasando ahora mismo, hizo su ritual del afeitado, preparo la brocha en su tazón de porcelana marfil, la crema WILLIAMS, la maquinita con una gilette nuevita y se afeito prolijamente, era su cábala para que gane EL ÍNTER, yo me quedaba mirándolo como pasaba la maquinita de arriba hacia abajo y después al revés, apoyando dos dedos sobre la piel, como estirando la cara para un costado y tratando de no rozar el bigote, que se le quedaba todo embadurnado de crema blanca, siempre me hacia un guiño y me manchaba la nariz con la crema, y yo después le ponía pedacitos de papel higiénico en los cortes infaltables que se hacia en el cuello y en la pera.  Ya se parece que me fui al carajo, pero no todo es parte de este todo de los recuerdos. Ese día José María Muñoz, ya afónico, ya degañitado de gritar, decía con un hilo de voz desde el parlante de tela de la radio, "la copa se va, señores, la copa se va porque EL  ÍNTER, se la lleva" y lo repetía una y otra vez ya con lágrimas en la garganta, mientras mi papá incólume junto a sus vecinos se pasaba una mano por la cara lisita y sin pelos y convidaba cerveza Palermo a los desolados vecinos que se achicaban en sus sillas improvisadas en la vereda de mi casa, y aunque derrotados y tristes, tenían un gesto  amistoso para con los TANOS  de la cuadra.
Después ya vienen los Mundiales, recuerdo la final del 70, mi viejo haciendo la cruz de sal gruesa, puteando en todos los idiomas que conocía, mi vieja diciendo que tanto lio por 22 tarados corriendo atrás de una pelota y las otras mujeres, entre ellas mi hermana y yo tratando de hacer foco para saber cual era el arco correcto donde Italia tenia que meter la pelota para salir campeón, y no pudo ser, ganó Brasil y la cruz de sal se volatizó como granizo por toda la cocina. En el 74, tengo todo mezclado, Argentina era un quilombo político, Perón agonizaba, Isabelita aparecía en escena, el 12 de junio, día en que me comprometía con el que luego fue mi marido y padre de mis hijos, Perón hablaba desde el balcón de la Rosada y decía la famosa frase " YO LLEVARE GRABADA EN MIS OÍDOS, LA MAS MARAVILLOSA MÚSICA, QUE PARA MI ES LA PALABRA DEL PUEBLO ARGENTINO" 18 días después estaba muerto, y en  ese ámbito transcurría el mundial, que ganó Alemania y eso es lo único que recuerdo. En el 78, se desató la locura en medio del horror de los milicos, la pelota si se mancha, y esa pelota estaba manchada de sangre, de olvido, de desidia y espanto, pero a pesar de todo, fue un impace, entre tanto miedo, tanto esconderse, tanto hablar en voz baja, que la catarsis vino en forma de grito de gol, mi hijo de un año y medio besaba la pantalla y su padre gritaba como un poseso, "Luque si haces el gol te chupo la pija" y por un rato nos olvidamos del horror y gritamos hasta el éxtasis EL QUE NO SALTA ES UN HOLANDÉS, EL QUE NO SALTA ES UN HOLANDÉS, mientras en la E.S.M.A., nacían en forma clandestina los futuros nietos de unas abuelas que no estaban viendo el mundial y unas madres con pañuelos blancos en la cabeza, daban vueltas en plaza de mayo, para llamar la atención de los que no estaban saltando para no ser holandeses.
En el 82, el mundial se jugo es España, y en Argentina donde todavía no habíamos terminado de contar a nuestros desaparecidos, sufríamos la pérdida de miles de jóvenes en  una guerra desigual y absurda, perpretada por un borracho mesiánico, vivado por un montón de ilustres ignorantes en la misma plaza donde unas locas con pañuelo blanco, reclamaban por la aparición con vida de sus amados hijos. El día que debutó la selección Nacional se produjo la rendición de Malvinas y el mundial para nosotros terminó ahí,  no así las consecuencias de la guerra, que arrastramos hasta nuestros días, con la única ventaja si podemos llamarla así,  que se abrió el camino hacia la democracia.
Creo que todos los que tenemos capacidad para leer estas lineas recordamos por presencia o por información el Mundial 86, todo cuadró, estar en democracia, que el mejor jugador de todos los tiempos pusiera su alma al servicio de la albiceleste, que la magia se instalara a nuestra vera y la felicidad al fin tocara nuestra puerta, cada uno de los que hoy tenemos entre 40 y 100 años, sabemos donde vimos cada partido y  con quien, hay cosas que nos marcan para siempre, que no tienen que ver con las cosas personales, son actos colectivos, como latigazos,  a veces de alegría,  a veces de tragedia, pero resulta muy pero muy difícil abstenerse del éxtasis que producen y realmente me entristece sobre manera las personas que se mantienen al margen de estas epopeyas populares, que no se emocionan, ni sufren, que se abstienen de sentir como quien se abstiene del alcohol o de las drogas con palabras vacías, "con todos los problemas que hay en el mundo, es todo un gran negocio, ellos se llenan de guita y la estúpidos sufren" - y tantas otras frases bíblicas del estilo.
Pobres diablos, pobres los que no se pelaron las rodillas y se quemaron la garganta el el mundial 90, donde el infarto parecía sobrevenir en cada partido, hasta terminar llorando de bronca e indignación con el orgullo intacto y el dolor del sub-campeón. Pobre diablos los que no se pudieron reír cuando en el 78 te vendían en el puente Pueyrredon bolsitas de nylon CON AIRE DEL MUNDIAL, pobres tontos los que no pudieron disfrutar del ingenio de los que decían haber traído pasto de Méjico y lo vendían en plaza Francia. Pobres los que dicen que nos agrandamos y hace mil años que no ganamos nada, como si haber sido dos veces campeones y dos veces sub-campeones fuese algo tan normal y común y no fuera un privilegio de pocos, pobres infelices los que no recuerdan que en nuestras filas tuvimos al mejor de todos los tiempos y hoy volvemos a tenerlo, pero es otro mejor del mundo, es otro Maldito Argentino mejor del mundo, si es cierto en el 94 se lo llevó la enfermera, pero eso no cambió su condición del mejor del mundo de todos los tiempos, y convengamos que lo que paso días después con la Amia, borró todo vestigio de derrota mundialista,  es cierto el 2002 pasó sin pena ni gloria, nos levantamos muy temprano, empezamos a soñar y nos despertamos de golpe y encima ganaron los Brasucas.
En el 2006 la cosa pintaba y no pudo ser, y los  de doble nacionalidad y raíces tanas nos aferramos al festejo a la romana y en el 2010, se nos atragantó el grito de gol y para los que como yo emigramos y vivimos en España la cosa se puso aún mas jodida, pero nobleza obliga, vivimos acá y pudimos ver como un "simple" campeonato del mundo transformaba a los acortonados españoles en gente llena de pasión y euforia, como nunca hubiesen soñado que eran capaces de sentir.
Eso logra el fútbol, no se que les pasa a ustedes, pero yo estoy esperando que nuestros jugadores salgan a la cancha, estoy preparada para sufrir, para hacer rituales, para llorar de bronca, para pasarla para el orto durante 90 minutos y todos los minutos siguientes hasta el próximo partido, pero saben que? No es solo fútbol, es mucho más que eso, es la bandera, es la patria que se muda hasta donde uno está, es el amor por los colores, es la historia compartida, es la pasión, la pasión...sin pasión no hay nada, sin pasión somos solo una cáscara y yo prefiero morirme apasionadamente, antes que vivir sin la emoción de lo imprevisto, de malvivir anteponiendo la razón a la ilusión, de sobrevivir buscando una explicación al sentimiento de pertinencia, eso no se explica. 
VOLVEREMOS, VOLVEREMOS OTRA VEZ, VOLVEREMOS A SER CAMPEONES COMO EN 86, y es así y así será, porque somos Argentinos, y siempre estamos volviendo.