lunes, 28 de junio de 2021

Sueño que late.

 

Sin razón alguna o sí, quién sabe, el recuerdo del sueño que tuve anoche, me atraviesa, aislado, solitario, se instala, lo huelo, lo siento, y dudo, es tan nítido, que ya no se si fue un sueño, o si todavía sigo dormida, estoy cruzando Callao, en la esquina la gente sale del subte, yo voy para  el lado de Santa Fé, voy fumando, paso por un montón de kioscos y por una verdulería nueva que tiene todas la fruta y  la verdura formando figuras coloridas, hay también una boutique de ropa y zapatos de mujer, miro los zapatos entre vapores de somnolencia  consciente, son lindos, pienso, este local va a durar poco, sigo caminando, no sé  de dónde vengo , en el sueño no me acuerdo, en la esquina de Marcelo T hay un negocio de ropa de hombre, no veo el nombre, ahí le compre la última campera que mi papá uso hasta el día que murió, era marrón de corderoy  tenía un cuello de pana verde, la tela era espigada igual que la boina que mi papá usaba, le gusto mucho esa campera, no se la sacaba nunca y mi mamá se enojaba porque se sentaba con la boina y la campera puesta a la mesa, cuando mi papá se murió  mi mamá la regalo, pero no veo la cara de mi mamá, me veo a mí, que tampoco soy yo.

Entro en un bar. está en una esquina chanfleada, pido un café con crema, espero, cuando él llega, quién es él? No logro hacer foco, levanto la vista, si ahora lo veo, y extiendo la mano con la palma hacia arriba, él apoya su palma en la mía, la siento, me estremezco, sudor con sudor, calor con frio,  en la boca, en el sueño,  se me antoja un helado con un trozo de torta caliente de chocolate, un bizcochuelo en realidad, como los que hacia mi mamá los domingos a la tarde, marmolado, esponjoso. Su mano apretando la mía, no puedo desprenderme del gesto afable,  de la sensación cálida, no puedo dejar de sentirlo vibrar, aún dormida,  la fuerza del contacto, la contención, la sincronización de venas, tendones y terminaciones  nerviosas que se comunican, que se despiertan, siento en el paladar el gusto a café mezclado con  el suave sabor de la  crema , tan real, que me palpo los labios con los dedos.

Es un instante, un segundo, la mano de él se separa de la mía, me da un beso en la boca, su saliva, mi café, ese gusto familiar, pero en el sueño, todo vuelve a las manos, se queda ahí, enganchado y claro ya no puedo seguir soñando, porque mi mano tiembla y mis ojos se entre abren y ya es imposible dormir, con la palma hacia arriba y el sueño latiendo.


martes, 22 de junio de 2021

Porque la quería.

 

Tenía un sabor metálico en la boca, cuando me desperté en

plena noche, creí que la pesadilla que había tenido, se había

instalado en mi lengua y mi garganta, en el sueño ella corría,

huía despavorida, y yo la perseguía con un enorme cuchillo

de cocina, ella gritaba pero nadie la escuchaba y yo no entendía

porqué, esos aullidos desgarrados, porqué huía de mí, que tanto

la amaba, si ella sabía que besaba el suelo que pisaba.

Me tranquilicé al verla dormir plácidamente a mi lado con el

pelo revuelto cubriéndole el rostro.

Necesitaba contemplarla, un poco, así en silencio, después de

tan horrenda pesadilla, que todavía me mantenía el corazón

desbordado y el pulso sin control.

Me dispuse a incorporarme levemente, antes de palpar una extraña

humedad debajo de las sábanas, cuando retiré las manos, se me heló  

la sangre y comprobé que su cuerpo yacía sin ninguna de sus extremidades..

Así comprendí que el sabor metálico en el paladar, solo era el

reflejo de lo que quedaba de ella.

domingo, 20 de junio de 2021

Gracias por el fuego, viejo.

 

Sabés bien que lo pongo todo en palabras escritas, las otras como a vos

me cuestan un poco más, y que no solo heredé tus ojos verdes, tu rechazo

a la religión, tu carácter de mierda, tu sinceridad molesta, tu falta de

victimismo, junto con el amor a la tierra y a los animales, el orgullo desmedido

de dar a manos llenas la cosecha de tu siembra, tu avidez por la lectura, tu

emparcharlo todo con alambre, (yo con cinta scotch) a lo chambón, hasta

hacerlo funcionar, tu falta de apego a lo material, te sobraba con nada, te

bastaba con poco.

Heredé lo más preciado, tu incondicionalidad como amigo, que como decías

se cuentan con los dedos de una mano y se cuidan y veneran como la luz de

los ojos, tu siempre ir al encuentro, sin intercambio, capaz de guardar un secreto

y protegerlo con tu vida.

Heredé también la ironía y el capricho, tus estallidos coléricos, a los que solo yo

le hacía frente, sosteniéndote la mirada asesina.

Nunca, nunca te tuve miedo, batallamos de igual a igual, nuestras imperfecciones.

Te ablandaste como manteca al sol, con la llegada de cada nieto, tus cinco soles

y los  bañaste en oro de amor, ese que tenías guardado, y sacaste a relucir todo tu

repertorio permisivo y obsecuente, que ahora sé anticipaba una vez más, la herencia

que me dejabas.

Me quedo con todo eso papi, lo diste todo a tu manera, te fuiste muy pronto, a tu

hora, la que elegiste, en tu casa la que vos construiste, y respiraste tu último aliento

en las manos amorosas del hijo varón que no vino, pero que te regalo la vida.

Ojalá cuando llegue mi hora, me despidan como a vos, con tanto amor, con tantos

amigos, con todos los chicos del barrio, haciendo cola para saludarte y llenarte de

flores que habían comprado, juntado monedas por el barrio.

Ojalá mis hijos y mis nietos, me recuerden como yo te recuerdo, con todos tus

defectos y virtudes, con tu mano siempre dispuesta a dar, con tu lealtad incólume..

Ojalá viejo, porque entonces como vos, estaré viva para siempre.

lunes, 14 de junio de 2021

la cuerda loca.

 OK, vamos  jugar a un juego, el de la vida.

Vamos a aflojar la cuerda que nos ata y nos amordaza las neuronas y el corazón.

Vamos a pensar, los que todavía podemos, porque tenemos algo en el estómago,

de unas y por todas, que este juego se termina, pronto, muy pronto, y en la 

fortuna que tenemos de seguir participando, aún con todas las fichas perdidas

y por ellas.

Vamos a dejarnos de frases hechas y de lágrimas fáciles, de culpar al otro, de

no valorar cada minuto que se irá irremediablemente y no regresará jamás.

De rasgarnos las vestiduras y llenarnos de amargura, de elucubrar, de hablar y

contestarnos, de convencernos a como de lugar de nuestras razones, de malgastar

el amor, y disfrazarlo a nuestro antojo.

Hay un mundo que se cae a pedazos, y empieza por el nuestro, y sigue por los que la están pasando realmente mal, casi siempre los mismos, que se caga de hambre o muriendo a manos de bestias,

gente intubada que muere sola, y gente que la llora, a veces a tiempo, a veces tarde, mujeres 

asesinadas, niños violados y explotados, y que pase el que sigue.

Esto es un juego,. aunque no lo creas, y lo crearon otros, y le pusieron muchas reglas, pero hay

solo dos, vivir y dejar vivir.

Respirá, respirá, todo lo vas a terminar perdiendo, hasta la vida,

Afloja la cuerda que te ahoga la razón, y respirá hondo, no te ahorres nada, toca más, abraza más, tomate ese avión, subite a ese barco, da una mano, acuna a tus hijos, date una tregua, no malgastes fichas, nadie morirá por vos y el mundo seguirá andando y girando, y el crupier te va a cantas, no va más, justo justo cuando te creías invencible.

sábado, 5 de junio de 2021

EL OTRO BORGES.

 

No podría sentir más terror, ni mas incertidumbre de asomarme al abismo,

que en esta hora, donde con la humilde intención de rendirte un homenaje,

tengo que aplicar mi anémica prosa, y se me atenazan los dedos y se me nubla

la mente, con esa mezcla de respeto, admiración y sumisión que despierta

en mí tu basta, magnifica e inconmensurable obra.

Uno no es lo que escribe, si no lo que ha leído decías, y por eso me tiembla

la mano y mi pensamiento esta en tinieblas, como tus ojos.

No existe en cuanto a lo literario, nada, que no hayas mejorado, agigantado y

transformado, en cada cuento, poema, parábola, relato, ensayo o anécdota y

que como un cirujano experto, no hayas revivido con la hospitalidad de tu pluma.

Como podría yo evitar mi propia abyección, de ser una espía de laberintos que

obligan a empujones a leer un texto diez veces, para comprender la simple profundidad

de un concepto, que uno se niega a entender con el intelecto, y solo pretende que

le entre por los ojos.

Así me siento, sin estar segura de existir, cuando me rindo ante tanta hermosura

desgarrada, con tanto humor encerrado entre líneas y tanto cinismo honesto.

Cuando hablas de vos, como del otro, , hablas de lo humano, que todos somos y

negamos, te despegas casi al borde de los girones de la piel, para mirarte y hacerme

mirar y te sincerás en tu inmensidad, sabiéndote abstemio, tímido, cobarde y vanidoso.

Para justificarte después, en tu literatura, como ningún otro pudo ni podrá hacerlo jamás.

Creo como vos, que Dios no acepta sobornos, aunque no creo en su existencia, si creo

en la aberración de los que piensan que con ofrendas calman sus miserias.

Creo que sí, que todos caminamos hacia el inevitable anonimato, pero que es cierto

que los mediocres llegan un poco antes y también creo que amenazar de muerte, es la

única forma de amenaza que estimamos letal, cuando lo interesante sería amenazar con

la inmortalidad, porque al final esta sería la mejor forma de venganza y

la única capaz de llegar al perdón y al olvido.

Tengo mi propia y subjetiva versión de como eras, ese otro que tanto negabas y al

que poco a poco le fuiste cediendo instantes para sobrevivir, aunque con tu inteligencia

descomunal y a consciencia , podías manipularlo, para falsearlo y magnificarlo.

Así fue tu vida, creo, una fuga, un ir perdiéndolo todo, porque al final todo es el olvido

o todo es el otro que nos habita.

Como un actor que sale a escena, despegado de sí mismo, pero que busca en su psiquis

las herramientas, para que el texto fluya como propio, aún recreando palabras ajenas, que

de algún modo le pertenecen, y entonces recita:

-Una espada para la mano que ganará un reino, y perderá un reino.

-Un espada que derribará la selva de lanzas-

Tu espada fue tu pluma, que desde las tinieblas de tus ojos y la brillantez de tu mente,

podía atravesarlo todo, hasta el eco silencioso de la muerte.