jueves, 4 de noviembre de 2021

La pesadilla de Ibsen

 

Henrik estaba sentado en su sofá de piel negro, ajado y deslucido.

La tasa de té reposaba en la vieja mesa de caoba a medio beber, en medio

de la penumbra, que apenas se colaba por las rendijas, y se evaporaba

en pequeñas motas de polvo gris, que inundaban el aire.

La voz de Nora, lo sobresaltó en medio de su ensoñación, estaba allí

parada frente a él, mojada por la nieve, con el rostro lívido por el frio,   

y las botas enlodadas, con su diminuta maleta.

Temblaba de ira y al hablar sus mejillas se encendían, dándole un toque

de color a la palidez de su rostro,  cuando  le decía, porque lo has hecho

Henrik ? Porque has sido tan pretencioso y engreído, como para poner en

mi la ambigüedad de tus pensamientos, porque no has podido definirte,

acaso necesitabas repartir el peso de tus dudas y culpas y no supiste como

resolverlo en tí.

Jugaste conmigo, me diste vida como si solo fuese un tonta muñeca con

ojos de vidrio y largas pestañas, en un cuerpo de porcelana fina, gentil

y graciosa.

Pero no te bastó, querías más, te aburrías solo conmigo, entonces me

hiciste madre, dependiente y amorosa, y doblaste la apuesta, para que deje

de jugar solo contigo y me dejaste flotando en un universo paralelo de globos y

chocolate caliente, donde todo era irreal.

Pensaste alguna vez en mí realmente, o solo querías crear un complejo

mapa plagado de obviedades y lugares comunes.

Creo que no, porque te enamoraste, así de simple, de la muñeca,

 de la frágil y risueña torcaza que alegraba tu prosa y ya no supiste como

seguir, me manipulaste, me cambiaste piezas de porcelana por otras de

plástico y vaciaste las cuencas de mis ojos, y hasta eso, puedo perdonarlo,

pero que no hayas podido soltar tu mirada misogina y te hayas creído con

el derecho de hacerme valiente, solo para enfrentarme a un hombre débil,

materialista y vacío, y al mismo tiempo tan cobarde, como para dejar a

mis retoños en manos de ese mismo hombre, eso sin duda lo hiciste para

terminar de desdibujarme, de romperme.

Bebe tu té, que se está enfriando, y para tu conocimiento te cuento que aquella

madrugada, regresé a mi casa de muñecas, pero solo para llevarme a mis hijos, 

sí, aunque no lo creas fui capaz de ser autentica, libre y honesta, porque  aún

aterrorizada,, estaba llena de amor.

Pero entiendo que eso, no te lo podías imaginar.




lunes, 1 de noviembre de 2021

LA DISTRACCION.

 

En que parte habíamos quedado querido, cuando me decías eso

de lo que querías hablar, y yo te interrumpí para atender el teléfono?

Tenías una mirada muy circunspecta, como a punto de decir algo

sin retorno, trascendental, no creas que no lo advertí, pero ya

sabes, no puedo resistirme a contestar el teléfono, si oigo que

suena y suena, y al final como siempre, era uno de esos llamados

para vender alguna cosa, una de esas voces amables y melodiosas,

que te cautivan cuando oyes tu nombre y tu apellido mal pronunciado

y aunque tienes el impulso de corregirlo, lo dejas estar, pero dime ahora,

prometo prestarte atención, porque sé que algo importante querías decir

y sé que si me regañas, tendrás razón, pero ya sabes, soy tan distraída

a veces, y tan curiosa otras, que si el timbre, que si un ruido extraño o

el silbido de la tetera que olvide había puesto al fuego, y me sobresalta

oportuna a la hora del té.

Pero dime, dime eso que querías decirme, no seas así, no te enfades,

te aseguro que me quedaré aquí, a tu lado, incluso te tomaré de la

mano, como lo hacía antes, te acuerdas?, me llamabas y acudía presurosa

a oír tus repentinas ideas, tan originales como disparatadas y tus sermones

por mis olvidos constantes, yo me reía por lo bajo, te acuerdas? Y calmaba

esa furia contenida con mi mano sobre la tuya, que disertaba por los aires

al compás de tu labia enardecida.

Háblame ahora cariño, que no hago otra cosa que preguntarme, porque

no presté atención a tu mirada, aquella tarde que te fuiste silencioso,

sin decirme aquello tan importante, que sé, querías decir.