lunes, 1 de noviembre de 2021

LA DISTRACCION.

 

En que parte habíamos quedado querido, cuando me decías eso

de lo que querías hablar, y yo te interrumpí para atender el teléfono?

Tenías una mirada muy circunspecta, como a punto de decir algo

sin retorno, trascendental, no creas que no lo advertí, pero ya

sabes, no puedo resistirme a contestar el teléfono, si oigo que

suena y suena, y al final como siempre, era uno de esos llamados

para vender alguna cosa, una de esas voces amables y melodiosas,

que te cautivan cuando oyes tu nombre y tu apellido mal pronunciado

y aunque tienes el impulso de corregirlo, lo dejas estar, pero dime ahora,

prometo prestarte atención, porque sé que algo importante querías decir

y sé que si me regañas, tendrás razón, pero ya sabes, soy tan distraída

a veces, y tan curiosa otras, que si el timbre, que si un ruido extraño o

el silbido de la tetera que olvide había puesto al fuego, y me sobresalta

oportuna a la hora del té.

Pero dime, dime eso que querías decirme, no seas así, no te enfades,

te aseguro que me quedaré aquí, a tu lado, incluso te tomaré de la

mano, como lo hacía antes, te acuerdas?, me llamabas y acudía presurosa

a oír tus repentinas ideas, tan originales como disparatadas y tus sermones

por mis olvidos constantes, yo me reía por lo bajo, te acuerdas? Y calmaba

esa furia contenida con mi mano sobre la tuya, que disertaba por los aires

al compás de tu labia enardecida.

Háblame ahora cariño, que no hago otra cosa que preguntarme, porque

no presté atención a tu mirada, aquella tarde que te fuiste silencioso,

sin decirme aquello tan importante, que sé, querías decir.

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