martes, 15 de agosto de 2023

LLUEVE SOBRE MOJADO

 No se que música podría ponerle a este sentimiento que me atraviesa y me traspone.

Mi país, increíblemente inmenso a lo largo y a lo ancho, con tanta belleza desparramada,

con tanta gente valiosa, valiente, renaciente, floreciente, con tanta historia, que nos 

llueve y llueve sobre mojado.

Con tanto coraje matado a golpes de cobardía, con una picardía tan inteligente como

peligrosa.

Todo lo tenemos, hasta el último rincón del fin del mundo.

No hay, no hubo ni habrá, nadie más contradictorio que un argentino, ni bueno ni malo, como diría Borges, solo incorregibles.

No hay, no hubo ni habrá, más rápidos mentalmente, ni más pasionales, ni más inconscientes,

ni más osados, siempre críticos , siempre mirando al norte, siempre bajándole el precio a

los ídolos vivos, para glorificarlos después de muertos, siempre unidos y divididos, agrietados, por la politica, el fútbol , por la verticalidad de ideas y el señalar con el dedo.

Quizás haya que pasar varios infiernos, como muchos que nos ha tocado migrar, ver de lejos 

los que están cerca no ven,  hacerse cargo de las quemaduras y los injertos, para entender que el mundo es un pañuelo, que el sueño americano es el mismo que el de cualquier argentino, que nace en una villa o es abandonado al nacer y tiene que buscarse la vida, limpiando vidrios de autos o haciendo piruetas en un semáforo , o quizás es un Favaloro, un Tevéz o un Maradona que nace en el medio de la nada misma, pero tiene unos viejos humildes y luchadores que le hacen la gamba.

No son los políticos los que no van a salvar la vida.

Pero olvidar que que la época , mas siniestra, doliente, indigna y asesina que vivió nuestro país

fue la dictadura, es ser necios, sin memoria. Ahí nos convertimos en la Doña Rosa de Neustard,

nos enfrentamos pobres contra pobres, lastimosamente, como esos hombre y mujeres que no saben amar y destruyen e invalidan a quiénes los aman.

Ejercer nuestro derecho a votar, aunque a veces pase que tenemos que elegir entres susto o muerte

sigue siendo el mayor  acto de libertad de un ciudadano.

Ser conscientes de que todo empieza y termina en casa, y que un político es uno de nosotros, con intereses personales, con ansias de protagonismo, que se rodeará de obsecuentes que lo adulen, igual que nosotros, que será corrupto porque el sistema lo corromperá y se justificará con la herencia, como nosotros en terapia.

Y saber que si no podemos con nuestras parejas, hijos, hermanos, amigos y nos quedamos esperando

que alguien piense por nosotros, y nos haga Buenos, cuando lo cierto es que no podemos ni ponernos de acuerdo con unos bienes heredados o no tenemos la mínima empatía por el dolor del otro, no creo que ni la derecha, ni la izquierda, ni el comunismo o el socialismo o en liberalismo, puedan ayudarnos.


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