sábado, 20 de junio de 2009

LA Herencia del Nonno.

La herencia del Nonno.

(Y hay, momentos que no voy a olvidar, personas que me quiero llevar…..)

La verdad es que hay dos cosas que me resultan muy difíciles de no explotar en esta nota, una son los temas de actualidad, que salvo la muerte de Kun Fu, que le vino a poner un poco de alegría al cuerpo (cual Macarena, no por la muerte en sí del pobre tipo, si no por lo pintoresco del caso del pequeño salta montes),son tan deprimentes y desgraciadas que ya esta bien con la desinformación que nos brindan los medios. El otro son los temas políticos que a nivel mundial en general si no fuera porque el objeto de sus juegos macabros nos tiene a nosotros de protagonistas casi podríamos asegurar que son francamente (con perdón) desopilantes.
Pero aunque son muy tentadores voy a dejarlos de lado para hablar un poco de los papás aprovechando que dentro de poco será su día.
Esto me llevo a pensar en el rol de los hombres, que en este sentido esta, como decirlo, un poco desacreditado o tiene una especie de mala prensa ancestral, que curiosamente ha sido fomentada por los siglos de los siglos por sus propios homónimos, la distintas religiones y especialmente la católica, en su desesperado intento por hacer del poder y la fuerza masculina un estandarte, han llevado la imagen del hombre a una degradación afectiva que los distintos matriarcados (que para mí van desde que el mundo es mundo, antes, después y en medio de cristo) han exacerbado hasta el desquicie total y en muchos casos al punto de la frialdad y el despotismo, para luego juzgarlos y acusarlos por los resultados obtenidos.
En mi opinión los seres humanos somos incapaces de vivir en la realidad absoluta, necesitamos de mitos, leyendas, eufemismos y de todo aquello que sea imposible de explicar racionalmente, por eso hemos tomado un poquito de lo peor de cada cosa incompresible, perpetuándola a pesar de todos los adelantos médicos, tecnológicos y culturales, para seguir repitiendo los mismos patrones obsoletos que nos han inculcado a fuerza de letra escarlata y suspiro materno.
Así las cosas nos hemos metido en un berenjenal de preconceptos que no solo han logrado sumirnos en la más absoluta ignorancia, si no que la mayoría de las veces nos deja tan huérfanos, tan desolados en nuestra soberbia como aquellos que en su momento decidieron por nosotros como llamar a cada cosa e incluso como sentirla.
Cuando hablo de que los hombres, como padres, y digo que tienen mala prensa, en parte es absolutamente personal, porque he tenido la fortuna de tener un padre excepcional, con unos valores tan absurdos como extinguidos, un corazón que creo que estalló en su cuerpo hinchado de amor y respeto por lo ajeno y un sentido del humor tan peculiar como su forma de demostrar los afectos, desapegado totalmente de las ambiciones materiales, curioso de la realidad, agnóstico en lo religioso y apolítico en el fanatismo, orgulloso de sus logros, chapucero con las manos y rápido con la mente, un hombre capaz de trabajar meses enteros la tierra con el solo objetivo de repartir todo el cultivo obtenido a base de pico y pala entre todos sus vecinos, un hombre silencioso en sus recuerdos y mudo ante los innumerables secretos que aquellos que lo conocían bien depositaban en él, alguien capaz de decir de su yerno “que era un delincuente común” por querer llevar a su hija mayor al cine “solos” y a tan solo 2 meses del pedido de mano (aclaro al lector que esto ocurría a mediados de los ’70, no en la edad media) y con todo ser capaz de decirle a su hija menor el DIA de su casamiento civil “estas cometiendo un error, podes arrepentirte, esta siempre será tu casa”, (considerando la frase anterior, esto que dijo le habrá costado como agarrarse los huevos con una tenaza, pero lo dijo) Yo pude ver todas estas cosas de mi padre, cuando deje de leer los diarios que escribía mi madre, donde los titulares siempre eran acusatorios, todo aquello que estaba mal o no funcionaba era culpa de mi progenitor y lo mismo se repetía en las casas de mis amigas, mis compañeras de colegio y los seudos parientes que teníamos repartidos por el barrio.

Me costo mucho pero mucho descubrir a mi papá, saber que había detrás de sus enojos, de sus broncas, me costó más todavía reconocer en sus ojos el dolor de la frustración y la impotencia y me costó más todavía demostrárselo.
Heredé sus hermosos y caídos ojos verdes y su pelo rubio y finito como tela de araña, pero por sobre todo heredé su amor a la tierra, su sentido incólume de la amistad, su capacidad de dar sin esperar nada a cambio, su pasión por la lectura de lo que sea cuando sea, el carácter inflamable, la testarudez y la manía de demostrar las cosas con hechos y decir las verdades sin anestesia, la torpeza y la chapucería también, el lo ataba todo con alambre y yo lo pego todo con cinta scoch.
No pasa un solo día en el que no me acuerde de él y a veces me atormenta el alma no haber estado a la altura (esto literalmente porque era un hermoso varón de 1.85) y aunque no lo idealizo, soy conciente de que a él como a tantos otros el matriarcado le robó una enorme parte de su vida, chiquita pero llena de historias duras, historias de guerra, de hambre ,de miseria y de golpes, de maestras que lo arrodillaban sobre maíz y golpeaban sus dedos de niño con finos punteros, historias de niño arrancado de la escuela para cultivar el campo, que sin embargo no se entregaba y le robaba horas al sueño apoyado en un burro viejo y oloriento haciendo unas y mil veces las mismas cuentas para que no se lo borraran de la cabecita escocida de tanto sol y tanto viento del mediterráneo.
Por suerte vinieron los nietos, ellos lograron que toda esa ternura inmensa que anidaba en su espíritu saliera a la luz y pudo con ellos volver a la infancia, sacarse las armaduras, cagarnos a pedos ante la menor desatención con nuestros vástagos y marchar con ellos como estandartes mientras las babas inundaban lo que antes era un rictus de cólera, todo les estaba permitido y no le importaba en lo más mínimo mostrarse débil o frágil como una hoja, los amaba con locura, habían logrado liberarlo y él feliz se regodeaba en la fantasía de recuperar pedacitos de niñez con esos cinco indios que le sacaban hasta el tuétano pero que lo amaban como solo un niño puede amar, con todo su ser.
Hoy mi hijo menor es padre y carga como la mayoría de los hombres con el peso del matriarcado, las mujeres criamos a nuestros hijos varones de una forma muy particular, y si bien en algunos casos hemos evolucionado, eso no quita que sus compañeras no se encuentren muchas veces tentadas de hacerle un poquito de mala prensa cuando están ausentes, (a veces con mucha razón) sin embargo sé que todo el amor que recibió de su Nonno le va a servir de bagaje para no dejar nunca de demostrarle a sus hijos cuanto los quiere y cuanto los apoya en sus elecciones, aunque le toque la dura tarea de educarlos, y sé también que alguna vez comprenderá que además de todas las cosas que he enumerado heredar de mi padre, me faltó decir que fue él quien me enseño a morir de amor por mis queridísimos nietos y darles todo lo que soy y todo lo que tengo sin pedir nada a cambio.

Este quiere ser un pequeño homenaje a todos los padres y ojalá no tengan que esperar tanto para sacar sus sentimientos a la luz y que el peso del pasado y de los antiguos y caducos conceptos no les impida inundar de verdadero amor y respeto la vida de sus hijos.

Particularmente pienso que el mundo era un lugar mucho mejor y mas bello cuando Don Salvador Mangione, mi padre, habitaba en él por eso deseo con todas mis fuerzas, que todos mis hombres queridos, dentro de mil años, cuando ya no estén físicamente por estos lados, sean recordados por su capacidad de amar, de compartir, de valorar el momento presente, de vencer las dificultades en lugar de pactar con ellas, en definitiva que la huella que perdure sea tan fuerte como los vínculos de amor que hallan sido capaces de establecer y que ALGUIEN PIENSE QUE EL MUNDO ERA MUCHO MEJOR, MAS BELLO Y MAS AMABLE CUANDO ELLOS ESTABAN ALLÍ.

A MIS QUERIDOS COMPADRES, JUANCA Y DANIEL.

A MI HIJO MARIANO, QUE SIN OFICIO Y PROFESION, PROTEGIO Y CUIDO DE SU HERMANO MENOR COMO UN PADRE.

1 comentario:

la que modera los comentarios es rubia, sabrán entender, ustedes tranquilos, comenten sin miedo, eso de la moderación es puro cuento, porque además de rubia es ARGENTINA.